Los fines de semana son muchos los ciudadanos que cambian la ropa de trabajo de la semana por la ropa deportiva para pasear bien a buen paso o con un ritmo más pausado por los magníficos espacios naturales que rodean la ciudad. Esta afición ha sido aprovechada por organizaciones e instituciones para ofrecer a la sociedad segoviana una alternativa que une ocio, vida sana y solidaridad a través de la organización de marchas, paseos y caminatas – que de todo hay- con las que atraer el interés de los segovianos hacia las causas y proyectos de ayuda con los que quieren colaborar.
Así las cosas, en las últimas dos décadas, Segovia cuenta con una verdadera temporada de marchas solidarias en las que a lo largo del año participan cerca de 8.000 ciudadanos. Sin llegar a solaparse entre ellas, este intenso calendario produce en ocasiones alguna tensión en la participación que reduce la convocatoria en algunas, aunque su verdadero enemigo es el tiempo, difícil de combatir en una ciudad climatológicamente complicada.
El "pinchazo" en la participación de la Marcha Solidaria de Cruz Roja celebrada el pasado domingo 9 de junio, en la que apenas participaron un centenar de personas, reaviva el debate sobre la sobreabundancia de estas iniciativas a lo largo del año, En el caso de la de Cruz Roja, al mal tiempo se le unió la coincidencia con a jornada electoral al Parlamento Europeo, que la propia organización argumentó como excusa para registrar la más baja nómina de participantes desde que se decidió incluirse en el calendario de marchas solidarias hace ocho años.
Las marchas más veteranas y las que concitan un mayor interés de los ciudadanos coinciden en destacar el aumento en la organización de iniciativas similares, aunque las valoraciones de sus responsables tratan de quitar hierro al 'overbooking' bajo la premisa de que hay "sitio para todos".
La 'reina' de esta actividad, y la que abrió el camino a las demás, es la que organiza Apadefim-Fundación Personas, que desde hace 42 años reune a los segovianos en la marcha solidaria que el primer domingo de octubre sirve como escaparate para visibilizar el trabajo que se realiza con las personas con discapacidad intelectual. Fue en 1981 cuando la asociación decidió organizar por primera vez esta iniciativa, que comenzó con un ambicioso recorrido de 20 kilómetros por toda la ciudad y sus barios incorporados, y el correr del tiempo fue perfilando recorridos y añadiendo participantes hasta alcanzar en 2019 la cifra más alta de participación hasta la fecha con cerca de 2.500 ciudadanos.
Maxi Viloria, presidente de Apadefim asegura que en estos 42 años de historia la marcha ha atravesado muchos avatares «y se ha ido reinventando con arreglo a las exigencias del público», siempre gracias al apoyo y la colaboración de las empresas que participan de forma altruista con sus donaciones y a la no menos necesaria de los voluntarios que ponen en marcha toda la logística año tras año. En cuanto al auge de estas iniciativas en Segovia, el presidente de Apadefim asegura que "quizá el éxito de la nuestra ha dado lugar a que haya otras parecidas, pero creo sinceramente que hay lugar para cualquier iniciativa". Además, considera que "nosotros no hemos notado un descenso de participación que tenga que ver con que haya otras marchas, y hemos tenido algunas muy próximas en el tiempo, pero la gente en Segovia es solidaria y quiere participar"
A principios del siglo XXI, un grupo de mujeres se reunieron para buscar una celebración divertida del 'Día de la Madre' a la manera de la Carrera de la Mujer que se celebraba en la capital de España. De esta semilla surgió con fuerza la Marcha de Mujeres, que a primeros de mayo es ya cita obligada para las centenares de niñas, madres y abuelas que participan en este amable recorrido por la ciudad. María José Esteban está al frente de la organización de un evento que ha alcanzado ya 16 ediciones y que en este tiempo ha conseguido recaudar 150.000 euros para las organizaciones benéficas y asistenciales de la ciudad. Esteban reconoce que Segovia "tiene ya muchas marchas", pero precisa que la singularidad de la suya es que "es una fiesta con las mujeres como actrices principales".
La Fundación Caja Rural ha entrado con fuerza en este circuito y son ya 18 los años donde la carrera y la marcha combinan deporte, ocio y solidaridad. La directora de la Fundación Beatriz Serrano asegura que, en el marco de las actividades que desarrolla a lo largo del año, la marcha es una de las que mayor arraigo popular ha conseguido, al estar rodeada de un programa de actividades complementarias que la convierten en una alternativa de la que poder disfrutar durante todo el día.
Así, cerca de 2.000 personas aceptan esta propuesta año tras año y su esfuerzo físico y solidario hace posible que organizaciones como el Banco de Alimentos o la Asociación Contra el Cáncer puedan contar con su ayuda. «Tenemos un entorno medioambiental y patrimonial privilegiado que nos permite disfrutar de estas marchas, y queremos seguir estando en la vida de la ciudad a través de estas iniciativas», asegura la directora, que precisa que pese a haber una amplia oferta en la ciudad e incluso en la provincia "lo importante es que haya variedad, porque de esa manera se puede elegir".