La relación de Segovia con Madrid es intensa y continúa. La capital de España se sitúa a solo 100 kilómetros del Acueducto, lo que permite trabajar en una ciudad, y vivir en la otra. El ocio, las compras o servicios médicos en Madrid son habituales para los segovianos. Ahora contamos con buena conexión ferroviaria a través de la línea alta velocidad, y el servicio de autobuses Avanza es correcto por precio y tiempos, aunque a veces se queda corto por capacidad y frecuencia. Si la opción es desplazarse en el vehículo particular, los segovianos echamos la cuenta. Al gasto de combustible hay que sumar el posible aparcamiento y como no, el peaje.
Cada año, una de las noticias locales del comienzo del año es conocer a subida del peaje de la autopista Segovia-San Rafael, al que se añade el importe del túnel de Guadarrama. Este año el precio final del tramo completo, autopista más túnel, asciende a la bonita cifra de 9,70 euros. Vale que hay momentos del día con tarifas reducidas, pero siempre son horas intempestivas y las que menos demanda tienen para los usuarios. Casi diez eurazos de ida, y otros tantos de vuelta.
Vaya regalo bueno que nos dejaron a los segovianos en noviembre de 1999, cuando el presidente Aznar presidía el Consejo de Ministros, a cambio de hacer un tercer túnel bajo la Sierra de Guadarrama y seguir explotando negocio. Lo condicionó a la construcción de las autopistas de peaje hasta Segovia y Ávila, la AP-51 y AP-61. Lo rentable en realidad son los túneles, por donde pasa todo el tráfico rodado por carretera entre el noroeste de España y Madrid. A cambio de ampliar su negocio, nos colaron el peaje. Vaya negociación buena. Luego llegó la sentencia desde Europa, indicando que el concurso y la concesión fue ilegal, pero la realidad es que permanecerá hasta 2029. La autopista seguirá siendo de peaje guste o no.
Ahora vamos a lo que está sucediendo en la actualidad. El uso de la autopista de peaje, a mi entender, es reducido para la capacidad de la infraestructura. Sumar veinte euros al ticket de gasto de ida y vuelta, se antoja caro y excesivo, especialmente para aquellos que hacen el recorrido con frecuencia por cuestiones laborales o de otra índole. Así que la alternativa es coger la carretera nacional. Yo personalmente opto por ese recorrido casi como un acto de desobediencia civil. Con mi dinero, no. Me niego a contribuir a un negocio legal de Castellana de Autopistas, antigua Iberpistas, pero que parece un chantaje.
Esa decisión es un acto de fe. Recorrer la Nacional 603 supone pasar por travesías, atravesar las curvas del pantano de Revenga y del Portachuelo en Los Ángeles de San Rafael, la dichosas obras que se ejecutan en los puentes sobre la autopista y que provocan retenciones con los semáforos alternativos, el paso de la localidad de San Rafael, con sus cámaras vigilando que no pases el semáforo en rojo, y de remate final, dos radares de 50 Km/h en la subida y bajada el Puerto del Alto del León. Es una gymkana, y cruzar la Sierra del Guadarrama por ese recorrido sin pillar multa o atasco es un milagro. Eso sin obviar el celo de la Guardia Civil con sus radares de velocidad por la carretera Nacional. La sensación es que van a pillar.
Da la sensación de que hay una mano negra que pone todas las trabas posibles para que los segovianos cojamos el peaje a toda costa. Pero amigo, menuda cabezota tengo, el peaje, solo cuando no hay más remedio por prisas o seguridad al ser un día de mal tiempo. Y no debo de ser el único, porque pasar por el Alto del León se ha convertido en una romería. Da igual la hora o el día de la semana, el volumen de tráfico es altísimo. Supongo que para desesperación de los vecinos de San Rafael que ven como cada día atraviesa su pueblo un reguero de continuo de vehículos ligeros y pesados, y que algún muerto han dejado ya para la memoria de sus vecinos.
Hubo un tiempo en el que Iberpistas invertía en la sociedad segoviana parte de sus beneficios. Su logo y marca lucía en las camisetas de los clubes deportivos y era habitual su patrocinio de actividades sociales y culturales de esa parte de la provincia. Tras entrar en el grupo Abertis, su centro de decisión se trasladó a Cataluña, y a Segovia solo vienen a recoger la recaudación, de casi 138 millones en 2022 y 71 millones de beneficios.
No sé cuál debe ser la solución a esta situación, pero nos queda el consuelo de esperar a 2029, cuando expira la concesión de explotación de estas vías por parte del Gobierno de España. Pero mientras tanto, ¿Qué tal si la concesionaria aplica una política de precios o abonos que aumente el tráfico por la AP-61 y mejore la vida a los vecinos de San Rafael?