«Hay que hacer lo que te pide el cuerpo». Esa es la filosofía de vida de Estela Gómez, una vecina de Fresneda de Cuéllar que en 2016, a sus 30 años, decidió lanzarse y comenzar a viajar sola. «Es un ahora o nunca, hay que hacer lo que te pide el cuerpo. Si te quedas con las ganas, luego te preguntarás por qué no lo has hecho y qué hubiera pasado», desvela. Y es cierto, dicen que es mejor arrepentirse que quedarse con las ganas. 

Desde entonces, Estela ha visitado 24 países sola, lo que la ha animado a crear un blog (www.quieroviajarsola.com) a través del cual, además de contar sus experiencias y aconsejar a todos aquellos que quieran vivir una aventura, anima a las mujeres a dar este paso y probar una forma de turismo diferente. «Tenía que hacer algo para motivar a más mujeres. Hay que probarlo. Yo empujo a todas las mujeres a que lo hagan».

Además, es un canal a través del cual poder contactar con ella para que realice recomendaciones o resuelva las dudas de aquellas mujeres que buscan escoger este camino. «El que se interesen es una alegría porque ves que lo que haces tiene sus frutos. Hay muchas mujeres que lo hacen porque te han visto a ti y me alegra mucho poder ser un referente o una motivación para ellas».

Viajar sola, la experiencia de una vida

Esta viajera destaca que hacer turismo en solitaria tiene «todas las ventajas y muy pocos inconvenientes». Y es que revela que la experiencia por sí sola te «fuerza a abrirte un poco más porque eres tú misma la que tiene que sacarse las castañas del fuego», además del aprendizaje que le acompaña. «Aprendes mucho de todo, pero sobre todo aprendes sobre ti misma. Es un viaje en el que aprovechas a hacer lo que te gusta, tus ritmos y tus horarios. Tienes total libertad». Aunque a ella también la asustaba, no dejó que el miedo participara en la toma de sus decisiones. «Tienes miedo a enfermar y estar sola, o a aburrirte. Pero merece la pena».

Y es que el turismo en solitario es una tendencia a la alza. Según un estudio realizado por la agencia de viajes online eDreams entre viajeros de diversos países las principales motivaciones son la libertad de movimientos y el autoconocimiento. En la encuesta, también se pone de manifiesto que la edad óptima para viajar en solitario es entre los 25 y los 34 años, seguido de entre los 35 y los 44 años. 

Estela también ha sido testigo del auge de este turismo desde dentro. «Cuando yo empecé a viajar sola me acuerdo que todo el mundo me decía que estaba loca o que dónde iba. Pero me encontré con muchísimas mujeres viajando solas. Es algo que se lleva haciendo mucho tiempo, lo que pasa que en estos últimos años se ha puesto más de moda», y el darle la oportunidad a una nueva forma de viajar es algo de lo que no se arrepiente, ya que considera que ha sido la mejor experiencia de su vida.