Escritura, el planeta de los signos

M.Galindo
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La ilustradora Sara Fernández y el escritor Jesús Ortiz cuentan el origen y la evolución de la escritura como medio de comunicación y expresión cultural de los pueblos a lo largo de la historia.

Sara Fernández, ilustradora del libro - Foto: Rosa Blanco

"Para mí, el mayor placer de la escritura no es el tema que se trate, sino la música que hacen las palabras". La frase del escritor Truman Capote refleja la importancia del sistema de comunicación que revolucionó el progreso de la humanidad al conseguir traducir en signos los sonidos usados no solo para compartir emociones y sentimientos, sino para difundir y transmitir la cultura y el saber de las distintas civilizaciones.

Abordar en un libro la historia de la escritura y hacerlo en un formato narrativo y visual didáctico y atractivo para los niños y jóvenes ha sido la no poco ardua tarea que han abordado el escritor y divulgador Jesús Ortiz y la Ilustradora y escritora de literatura infantil y juvenil Sara Fernández, que tras casi dos años de trabajo presentan estos días el libro «Escritura. La pequeña historia de un invento enorme» (Ed. Libre Albedrío, 2024), que la pasada semana aterrizó en la Librería Diagonal para su presentación de la mano de la ilustradora madrileña pero afincada en un pueblo del nordeste segoviano en el que ha sentado su vida.

El libro reune la pasión por la escritura de Jesús Ortiz,  - técnico de Artes Gráficas y editor que posee un vasto conocimiento del mundo de la escritura, sobre el que ha investigado y viajado para descubrir sus orígenes y evolución- y la experiencia sobre literatura infantil y divulgación de Sara Ferrnández, que cuenta ya con varios álbumes ilustrados con los que ha alcanzado notoriedad en este difícil género literario.
Fernández señala que se embarcó en este proyecto tras conocer la idea original, y señala que en este tipo de libros informativos «cuando el texto no es tuyo, aunque en los libros ilustrados  es la mitad del escritor y la mitad del ilustrador, me tiene que gustar mucho, y en este caso me ha gustado muchísimo». Tan es así, que ha dedicado cerca de un año y medio a definir y diseñar las ilustraciones, dejando tras de si un importante trabajo de documentación para plasmar cada detalle de los distintos capítulos que el libro dedica a la evolución histórica de la  escritura, la creación de los primeros signos y su evolución hasta los alfabetos y sus variantes en función de las distintas civilizaciones y culturas.

Pero el rigor científico e histórico del que hace gala el libro no está reñido con la amenidad, y Fernández recurre en sus dibujos y viñetas al humor  para explicar distintas situaciones en formato similar al comic, que se complementan con los textos.  La premisa de la que parte el libro surge de una curiosa pregunta que se recoge en las primeras páginas de la obra: «Los humanos nos parecemos más a los osos pardos que a las hormigas?». Sara Fernández explica el sentido de esta pregunta «porque a pesar de que pudiera parecer que somos mas semejantes a los mamíferos que a los insectos, estos últimos viven  en comunidad y se comunican, y desde esa necesidad de comunicación surge la escritura».

De este modo, el libro discurre no solo por la historia de la escritura, sino también sobre las personas que la transitaron, su día a día, su cotidianidad, donde la antropología, la etnografía, la historia textil y la historia de la tecnología están de trasfondo. Así, Fernández señala que es un libro «sobre la historia de la humanidad enfocada a compartir conocimientos más que a las guerras, que nos invita a reflexionar sobre lo mucho que nos parecemos y todo lo que nos une más que en lo que nos diferencia; un libro, en fin, en el que la catalogación de «¿tú eres de ciencias o de letras?» se diluye, porque no puede haber una cosa sin la otra».

Aunque inicialmente destinado a un público infantil y juvenil a partir de los ocho años, el libro tiene un carácter informativo y divulgativo que en sus 80 páginas ofrece un recorrido por la historia de la Escritura que puede ser transversal desde el punto de vista educativo. Así, Sara Fernández precisa que aunque no está concebido como un libro escolar «puede servir como apoyo para abundar en materias como lengua o literatura».
Para  Sara Fernández también ha servido como banderín de enganche para conocer la importancia de otras culturas como la sumeria, y señala  la complejidad de los distintos sistemas de transcripción fonética que han derivado en los distintos alfabetos. De este modo, pone como ejemplo que los niños japoneses  «en sexto de primaria tienen que aprenderse más de un millar de'kanjis' mientras que en Europa el alfabeto tiene 27 letras»

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