Los mercados recuperan el pulso tras el colapso del Silicon Valley

Agencias
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El Ibex regresa a los 9.000 puntos con los bancos liderando la subida, a la vez que el euríbor baja al 3,5% en tasa diaria. Moody's rebaja a negativa la calificación del sistema financiero de EEUU por el rápido deterioro en el entorno operativo

El Gobierno norteamericano, que ha emprendido una investigación sobre este caso, ha garantizado los depósitos de los clientes. - Foto: Kori Suzuki (EFE)

Los ecos de la crisis de 2008 se han dejado sentir en los últimos días. El crac del pasado viernes del Silicon Valley Bank convirtió en días sucesivos a los mercados en una montaña rusa de indicadores, sobre todo en lo que a la banca se refiere, que el pasado lunes se dio un batacazo monumental. El Ibex fue una de las Bolsas en las que más se dejó sentir el desplome, un 3,51% con caídas hasta del casi 12% de entidades como el Banco Sabadell, Bankinter o BBVA. Finalmente, ayer volvía la cordura con un repunte del 2,23% impulsado por el buen dato de inflación en EEUU, de forma que alcanzó los 9.159 puntos, con la práctica totalidad de los valores registrando evoluciones positivas.

También la cotización del sector bancario estadounidense registró fuertes subidas generalizadas tras la apertura de Wall Street, particularmente en el caso del First Republic Bank, una de las entidades más castigadas en la jornada del lunes. Pero el sector ha quedado tocado tras el colapso del SVB - así como del Silvergate Bank y Signature Bank- y la agencia de calificación crediticia Moody's empeoró su perspectiva sobre el sistema bancario de Estados Unidos, que baja a «negativa» desde «estable», para reflejar el rápido deterioro en el entorno operativo.

La calificadora de riesgos consideró que, aunque el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la FDIC hayan ofrecido respaldo a los clientes de las entidades, la rápida y sustancial disminución de la confianza de los depositantes e inversores bancarios que precipitó esta acción destaca claramente los riesgos en la gestión de activos y pasivos de los bancos estadounidenses, exacerbado por el rápido aumento de los tipos de interés.

A modo de fichas de dominó, este aumento de los tipos de interés que acarreó los problemas bancarios, ha tenido sin embargo un efecto balón de oxígeno, al menos temporal, para las personas que tienen una carga hipotecaria. 

Si hasta ahora se daba por descontado que la Reserva Federal (FED) y el Banco Central Europeo (BCE) seguirían subiendo el precio del dinero para frenar la inflación que hay a ambos lados del océano, ahora parece que ambos detendrán esta escalada para que haya suficiente liquidez en el sistema. Como consecuencia del supuesto enfriamiento de los tipos de interés, en solo dos días, el euríbor, el índice al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas en España, se desplomó ayer al 3,509% en su tasa diaria, si bien la mensual sigue por encima del 3,8%.

Efecto contagio contenido

Por ahora, los analistas se inclinan por pensar que el riesgo de otra crisis financiera como la que asoló el mundo en 2008 es limitado y parece que las medidas de Washington están funcionando para evitar un cataclismo a gran escala al resto del sector bancario.

«Esto no es 2008», repitió insistentemente el pasado lunes la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, tratando de tranquilizar a ciudadanos y mercados.

Por su parte, el Departamento de Justicia de Estados Unidos abrió ayer una investigación en busca de responsabilidades por la caída del Silicon Valley Bank. Aunque esta esté en una fase muy incipiente, las pesquisas apuntan a la responsabilidad de dos altos directivos de la institución financiera del SVB, su consejero delegado, Greg W. Becker, y su jefe financiero, Daniel Beck, por haber vendido acciones de la compañía apenas una semana antes de que esta colapsara.

Mientras se calman los mercados y se buscan responsables por este tremendo susto, gran parte de la atención se traslada de nuevo a la Reserva Federal y otros bancos centrales, que deben hilar fino para seguir tratando de contener el alza de los precios y, a la vez, evitar que sus medidas generen nuevos problemas.