Tasio es el nuevo compañero de trabajo de Rubén Gomez y su equipo de camareros en el bar restaurante La Traviata de Cuéllar. Es bastante ágil, se mueve entre las mesas como pez en el agua y su capacidad para llevar y traer platos es mayor que la de sus compañeros. Incluso canta el cumpleaños feliz a un cliente si es menester. Pero este camarero no es como los demás. No tiene piernas sino ruedas, ni tiene brazos sino bandejas; pero tiene unos ojos saltones, una sonrisilla simpaticona y es muy educado. Se trata de un robot de reparto o de ayuda a camareros que lleva funcionando dos fines de semana y está causando sensación no solo entre los comensales.
«En ningún momento se pretende sustituir a un camarero» afirma raudo y convencido Rubén. «En cocina cada vez más tenemos platos más grandes y de más peso, más minimalistas y esta es una manera de que el camarero no tenga que ir cargado hasta la mesa. Lógicamente no lo va a sustituir y tampoco podemos hacer que el cliente en el restaurante, que paga un dinero por la carta, tenga que cogerse el plato del robot. Eso no», explica.
El robot está conectado a un sistema informático de gestión de comandas y ordenes, lo que ayuda a los trabajadores. Tiene cuatro bandejas en cuatro alturas y cada una tiene una capacidad para entre dos y seis platos en función del tamaño, ya que no es lo mismo un plato de un entrecot que un plato de pan. «A la hora de recoger una mesa, agiliza mucho el trabajo, porque de una tirada se trae toda la mesa y le evita paseos y peso al camarero», relata.
Por el contrario, a la hora de servir, los platos se dejan en las bandejas y se le indica al robot a que mesa va cada plato y es el camarero quien finalmente lo pone en la mesa. Además, está complementado con un sistema informático que conecta al camarero, a la barra de bar y a la cocina para que cada uno reciba las comandas o bebidas que tiene que preparar y las mesa a las que el robot las tiene que servir posteriormente. «El camarero sabe que comanda tiene cada mesa, en función de que bandeja se ilumine y así servirla. No tiene que desplazarse a la cocina a por los platos. Esta todo informatizado y en verano por ejemplo hemos adaptado el espacio con rampas para que el cliente pueda pedir a través de una aplicación móvil desde la mesa a una aplicación, el pedido de la bebida sale en la impresora del bar y la comida en la de la cocina. El camarero lo deja en el robot y te lo lleva hasta la terraza e incluso se podrá pagar a través de la APP», comenta.
Tras la importante renovación que han realizado en el local, más amplio, luminoso y multifuncional, la acogida está siendo muy buena y Tasio se está haciendo famoso con los videos de los comensales. Sus funciones se pueden personalizar. Por el momento tiene capacidad para llegar automáticamente a las 25 mesas que ahora tiene el local y diferencia entre las mesas del restaurante y el bar. Tiene sensores para detenerse ante los clientes que se puedan cruzar, responde a su nombre y si es necesario hasta canta el cumpleaños feliz.
Marisa Velasco, una de las camareras que lleva muchos años trabajando con Rubén le comentaba durante el fin de semana: «Esto es una gozada, dónde estaba esto antes. Te quita mucho trabajo». Este es el fin con el que Rubén lo ha comprado y por el momento está funcionando bastante bien. Incluso dentro de la cocina acude a las distintas partes de la misma en función de si tiene que trasladar un entrante, un plato principal o un postre.
Rubén siempre ha sido un innovador. «Soy muy inquieto, siempre estoy buscando cosas nuevas, lo vi por internet y en ferias de hostelería. He estado varias veces en un restaurante de Valladolid que lo tiene para conocer su uso y el dueño me comentaba que le dolían los brazos de llevar y traer platos y ahora con el robot no lo tiene parado ni un minuto. Otros en Madrid me comentaban que no lo utilizaban mucho pero ahora tienen cuatro, por algo será. Se trata de ayudar al camarero. Yo no he quitado ninguna persona, sigo con el mismo personal. Creo que puede ayudar, pero no sustituir», remarca. Tanto es que así que aún con la 'contratación' permanente de Tasio al precio de entre 10.000 y 12.000 euros, a la vez incorporó un nuevo camarero a la plantilla.
No es la primera vez que innova en su trabajo. Recuerda que cuando su padre tenía un bar en lo que ahora es un restaurante, fue el primero en incorporar un video, el aire acondicionado y cuando él tomó el testigo puso la primera pantalla plana de gran tamaño para ver el fútbol. A la cocina llegó casi por casualidad. Siempre le gustaba hacer pinchos diferentes, había ganado varios concursos y una amiga le propuso que le hiciera la cena de cumpleaños. Pidiendo los platos prestados y preparando un menú diferente dio esa primera cena a unos amigos, de la que salió una segunda y así hasta que reformó parte del local y la cocina para poder prestar adecuadamente el servicio de restaurante.
Ahora la restauración ocupa el 80% de su negocio sin olvidarse de la barra de bar y el tapeo. De hecho, con la reforma ha creado una carta de raciones para barra y se encuentra renovando el menú y la carta para introducir novedades desde este mismo fin de semana. Desde sus inicios se ha caracterizado por realizar una cocina que él define como «tradicional, un poco dada la vuelta y con mucho amor y parte de mi locura». La amplitud de espacios y la luminosidad del mismo le permiten ahora dar cenas o comidas a grupos grandes y de hecho ya tiene reservadas varias cenas de empresas grandes de cara a Navidad. Estos fines de semana habrá atendido entre 90 y 100 personas que han conocido a Tasio, el que a buen seguro es el primer robot camarero en la provincia de Segovia, y que esté en Cuéllar es un orgullo para su 'jefe'.