Nunca se va a olvidar. La tragedia que el pasado viernes sacudió a Valencia con el incendio que calcinó un edificio de 138 pisos causando la muerte a 10 de sus ocupantes, será imposible de borrar de la memoria.
Sin embargo, la ciudad y sus gentes dan ya los primeros pasos para avanzar en la normalidad que las llamas destruyeron abruptamente. Una zancada en esa dirección es el complejo inmobiliario de 131 viviendas que el Ayuntamiento acondiciona a contrarreloj para volver a dar un hogar a las familias que, salvo la vida, lo perdieron todo entre las llamas.
Bolsas llenas de productos que dan vida a una casa, plásticos que envuelven almohadas y herramientas para instalar todos los cables sueltos, se suceden en el nuevo bloque de propiedad municipal que la próxima semana llenarán más de un centenar de familias.
Todo se ultima a velocidad de vértigo para que sus siete plantas estén habitables. Son 131 viviendas ubicadas en el barrio de Zafranar las que servirán como hogar provisional de muchos de los afectados que ahora contarán con un piso de nueva construcción, con entre dos y tres dormitorios y hasta 75 metros cuadrados de superficie.
El edificio está ubicado a unos dos kilómetros de Campanar y el Ayuntamiento «priorizará» la entrada a las familias «con niños o con una especial situación».
Mientras, los valencianos vivieron ayer su tercer día de luto oficial. A primera hora, los operarios municipales seguían avanzando en las tareas de limpieza y retirada de ceniza, residuos abrasados y ramas que empezaron el sábado. De hecho, eran los únicos que rompían el silencio en una zona en la que todavía se percibía el olor a quemado.
También los bomberos continúan su trabajo dentro del edificio, mientras la Policía Científica avanza en su investigación, bajo secreto de sumario, y el Instituto de Medicina Legal prosigue la identificación de los cadáveres.
Desde la noche del sábado y más activamente ayer, los vecinos comenzaron a retirar los vehículos del garaje del inmueble siniestrado, acompañados por un bombero y coordinados por la Policía Local.
Por su parte, los residentes del barrio de Campanar tributaron ayer un homenaje a los 10 fallecidos guardando un minuto de silencio por ellos, mientras tratan de recuperar la normalidad tras «un mal sueño».