Alejado del bullicio y del paso de personas, que sea de noche o que se trate de un sitio escondido son algunas de las características que cumplen los monumentos que en Cuéllar son objeto de vandalismo. El último suceso de este tipo se produjo a principios de mes en el ábside de Santiago, en pleno casco histórico. Se trata de una zona en la que, aunque hay viviendas, no son demasiadas, está abierto y un tanto escondido. Por desgracia, este espacio es uno de los lugares recurrentes donde se encuentran pintadas, restos de hogueras o botellones.
"Es una pena este tipo de actos. Acabamos de terminar una restauración que se hace con dinero público de todos los cuellaranos que participan de mantener su pueblo bonito, limpio, estético para nosotros mismos y para el turismo y es una pena que por cuatro descerebrados se estropee lo que tanto cuesta al municipio", afirma la concejal de Patrimonio, Maite Sánchez, quien recuerda que se acaban prácticamente de invertir 55.000 euros en la mejora de este espacio. Por este motivo y por lo incívico del hecho, hace un llamamiento a los vecinos para que denuncien inmediatamente si observan cualquier tipo de vandalismo. "Esto no puede seguir así, no podemos estar todo el rato arreglando desperfectos de cuatro personas que se dedican a estropear", añade.
En el caso que afecta al ábside de Santiago, afortunadamente un vecino vio a las personas que lo realizaron e incluso llamó su atención para que cesaran en los daños. Comunicó los hechos a la Policía Local por lo que se están realizando las investigaciones correspondientes. Se cree que son un grupo de jóvenes, no solo por la descripción realizada sino por el tipo de firma que dejan y que también se han encontrado en otros lugares. Da la casualidad que los hechos ocurrieron durante la mañana de una jornada escolar en la hora del recreo.
Los vecinos de Cuéllar, hartos del vandalismoAdemás de investigar para intentar encontrar a los autores, con cada acto vandálico empieza otra lucha para la recuperación de espacio. Al tratarse de actuaciones sobre el patrimonio y teniendo en cuenta que el casco histórico de Cuéllar está declarado Bien de Interés Cultural y el ábside en si mismo también, es obligatorio presentar la pertinente denuncia ante Patrimonio. La Administración Regional es quien marca las pautas de cómo debe realizarse la restauración, si los trabajos a realizar son especiales que no se puedan ejecutar a través de los servicios municipales o se tenga que acudir a una empresa especializada. El proceso es largo y supone mucho tiempo.
Por desgracia el ábside de Santiago no es el único lugar. En 2023 se han registrado más de una decena de actos vandálicos en el patrimonio. La muralla en el lienzo que da al parque del parque de la Huerta del Duque, el torreón de Santiago al que se accede desde la propia muralla, las escaleras de acceso a la misma, o la zona del convento de San Francisco y distintos paneles turísticos repartidos por la localidad, la zona de la iglesia de San Esteban y las tumbas que se encuentran en el entorno, el ábside y la fachada de la iglesia de la Cuesta que también se ha restaurado recientemente y el mobiliario de los jardines de este espacio o las tumbas de la iglesia de San Martín protegidas con cristal especial y que se han utilizado para hacer parkour, son otros de los puntos donde los vándalos han dejado su firma en forma de rotura de elementos, grafitis poco decoroso, firmas o incluso restos de todo tipo. En más de una ocasión se han encontrado excrementos humanos.
Para intentar poner fin a este tipo de acciones, la Concejalía está estudiando la instalación de cámaras de videovigilancia en algunos lugares. No sería la primera vez que se toma esta medida. Cuando se terminaron las obras del Centro de Recepción de Visitantes en San Francisco, los vándalos actuaron rompiendo las ventanas y haciendo pintadas en las paredes. Por desgracia este es otro punto de vandalismo por lo que rápidamente se decidió la instalación de videovigilancia. El punto limpio de la localidad, también cuenta con este servicio ya que cuando las instalaciones estaban cerradas había gente que dejaba los enseres a la puerta o rompía las vallas para acceder, sustraer materiales de los contenedores y en alguna ocasión se ha producido algún incendio. Con la instalación de las cámaras, estos problemas se solucionaron. "No queríamos llegar a este punto, si tuviéramos que videovigilar los monumentos donde se realizan estas fechorías, y donde alguien decide pintar o estropear, serían muchas zonas, que con una actitud cívica no haría falta", comenta la concejal que en todo momento apela al respeto y cuidado del municipio, se trate de un monumento o un banco de la calle. Otra de las medidas que se está barajando desde el equipo de gobierno es la instalación de un cerramiento o un vallado en las tres zonas por las que se puede acceder al ábside.
Los vecinos de Cuéllar, hartos del vandalismoAunque no hay una partida económica específica que cuantifique lo que el Ayuntamiento se gasta en reponer lo que los vándalos destrozan, Sánchez calcula que el año pasado serían unos 6.000 euros. Al coste económico hay que tener en cuenta que se suma el tiempo que se emplea y que no se dedica a otras mejoras de la localidad. Es decir, si los operarios municipales tienen que limpiar una pintada, ese tiempo no lo van a poder dedicar en reparar una acera o este trabajo. Lo mismo ocurre con el papeleo que hay que realizar para informar a Patrimonio.
La educación y la concienciación es otra de las vías que va a abrir la Concejalía de Patrimonio y Educación. Se quieren organizar charlas en los colegios e institutos para explicar al alumnado el valor del patrimonio que existe en Cuellar, y porqué hay que respetarlo y no hacer este tipo de actos.
Este tipo de actos delictivos, más allá de poder parecer una chiquillada o una broma de mal gusto, tienen consecuencias legales y económicas para quienes los realizan si se les pilla infraganti. Sánchez recuerda que son delitos tipificados en el Código Penal con hasta penas de cárcel. Pero más allá de eso, la ordenanza de Convivencia y Seguridad Ciudadana también los recoge en su articulado con sanciones que van desde los 750 a los 3.000 euros. "Si son menores de edad, lo tienen que abonar los padres y no creo que les haga ninguna gracia que les pueda llegar una multa de este tipo. El daño a un BIC tiene consecuencias muy graves. Si alguien está pensando en realizar este tipo de actos, que recuerde que están penados y no son ninguna tontería", sentencia.