El secreto de Tecno Japón -antes Bazar Japón- para mantenerse mientras a su alrededor se bajaban persianas y los locales se sucedían de carteles anunciando tanto nuevas aperturas como alquileres o ventas de los mismos está en la especialización.
La apertura de la primera de sus tiendas, ubicada en lo que antiguamente era Fernández Ladreda, tuvo lugar hace 40 años, fundada por los cuatro herederos de Alejandro Arribas: Alejandro, Carlos, Alberto y Enrique. Su idea: vender artículos que entonces no se podían encontrar en Segovia. «Nuestra idea era tener un surtido de artículos que no había en Segovia, y es que antiguamente no había nada para adquirir este tipo de artículos. No existía una tienda para comprar los relojes con despertador, los relojes Casio o minicadenas. Era un sector tanto tecnológico como de regalo que en ese momento no tenía representación», explica Carlos Arribas. Tal fue la acogida que años más tarde decidieron comprar un local en el centro de la calle Juan Bravo, más conocida como calle Real, para instalar una segunda empresa de las mismas características.
Y fue un boom. Un boom que hasta el día de hoy se ha seguido manteniendo hasta que, sus propietarios, han decidido bajar las dos persianas por jubilación. La decisión se debe a que los hijos de los cuatro propietarios han decidido tomar otros caminos. «Es muy difícil hoy en día que haya un relevo generacional en un comercio. Los cuatro hermanos tenemos hijos pero ninguno de ellos quiere embarcarse en esta aventura. ¿El motivo? Que es muy sacrificado. Siempre lo ha sido porque tienes turno de mañana y de tarde, pero ya no es sólo eso sino que ahora las nuevas generaciones suelen enfocar su vida a niveles profesionales distintos a los que había antes», explica.
Así, la tienda situada en la avenida del Acueducto ya ha cerrado sus puertas, mientras que la ubicada en la calle Juan Bravo aún no tienen una fecha definitiva prevista, pero tanto el escaparate como las estanterías se van vaciando de productos poco a poco.
«Creo que toda Segovia y la provincia ha pasado alguna vez por alguna de nuestras tiendas, y muchos siguen haciéndolo», revela. Y es que a pesar de estar en el corazón de la ciudad, indica que su principal cliente es segoviano. «Por aquí han pasado muchas generaciones, han pasado abuelos, padres e hijos. Pero sí que es cierto que al estar en puntos turísticos cada día es una aventura. Pueden entrar clientes orientales de Japón, Corea o China, americanos, etc», explica. Y revela que la ubicación es fundamental a la hora de tener un negocio comercial. «Si no tienes una buena ubicación es imposible poder llegar a todo el mundo».
Poco a poco, desde el número 18 de la calle Juan Bravo y desde el 20 de la avenida del Acueducto, han visto cómo los vecinos de ambas zonas se han visto obligados a bajar las persianas de los comercios, y así irse sucediendo establecimientos de diversa índole a su alrededor. «Hablaría de una transformación. Y las transformaciones pueden ser buenas o malas. Yo de hecho, he conocido varias asociaciones de comerciantes de la calle Real, y la transformación es diferente. El tipo de negocio que se está abriendo ahora no tiene nada que ver con los negocios que se abrían antes», apunta.
Como secreto, Arribas explica que hay que encontrar algo original que puedan demandar los clientes. «Por decirlo así, si ves una vía por donde penetrar a nivel comercial hay que explotarla, y si se termina, hay que buscar otra vía». De ahí que ellos decidieran actualizarse y volcar parte de su trabajo en la venta de género a través de internet. Aunque indica que no han notado un descenso en las ventas debido a las nuevas plataformas de venta online. «Lo que hace el consumidor es elegir. Nosotros nos hemos mantenido en cuanto a ventas, pero sí que hemos notado que el consumidor entra, pregunta y compara precios, y en función de eso ya o lo compra en el comercio tradicional o lo compra online. Pero eso es inevitable, no podemos poner puertas al campo». Ante esto, el comercio tradicional busca diferenciarse a través tanto de la especialización como del trato personal. «Aquí además de para vender estamos para hacer arreglos, dar consejos, asesorar, etc. Muchas personas no entran a comprar, pero entran a buscar una solución. El trato personal nunca lo va a poder suplir la venta online».
Como consejo a las nuevas generaciones que apuesten por la apertura de comercios locales en la ciudad de Segovia es ubicarse en zonas en las que haya movimiento de personas, además de intentar tener una renta de alquiler lo más ajustada posible. «El turismo es muy importante, pero siempre que sea un turismo controlado. Hay que tener un turismo que no estorbe, que no preocupe y que se mantenga», indica.
Por último, después de 40 años detrás del mostrador, los hermanos Carlos y Alberto agradecen de parte de toda la familia el gesto de todos los clientes de entrar a sus tiendas, dos tiendas que, sin duda, los segovianos echarán de menos.