El futuro de Julian Assange y su posible extradición a Estados Unidos, donde está acusado de 17 delitos de espionaje y de filtración masiva de documentos secretos, pende de un hilo. Durante dos días, dos jueces del Tribunal Superior británico presidirán la vista legal para decidir si deportan a EEUU al fundador de Wikileaks.
Del desenlace de este nuevo capítulo dependerá que el programador pueda tener nuevas oportunidades de defender su caso ante la Justicia británica o que el proceso se eleve hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Sea como fuere, su entorno, encabezado por su mujer, Stella Assange, ha relanzado una campaña para pedir su liberación, convocando incluso protestas en distintas ciudades.
Esta conocida abogada defensora de los derechos civiles aseguró ayer delante de la Corte donde se delibera el futuro de su marido y rodeada de manifestantes que el juicio se basa en «una persecución por motivos políticos».
La pareja del australiano, que no está presente en el juicio por enfermedad, subrayó que el resultado de este caso determinará lo que ocurre «cuando alguien expone los crímenes de un Estado». «Estados Unidos está abusando de su sistema judicial para hostigar, perseguir e intimidarnos a todos», reprochó.
Precisamente, los abogados del fundador de Wikileaks, que está en prisión preventiva en el centro de alta seguridad londinense de Belmarsh desde hace cinco años, pidieron al Tribunal permiso para volver a recurrir su extradición a EEUU, aprobada por el Reino Unido en 2022, sobre la base de que no tendrá allí un juicio justo.
Por el momento, Assange ya ha recibido numerosos apoyos, desde el Parlamento de Australia y su primer ministro, Anthony Albanese, al presidente colombiano, Gustavo Petro, que señaló que «condenarle es ser cómplice de violaciones de derechos humanos».
Propuesto al Nobel
En este convulso contexto sobre el futuro legal y judicial del informático, ayer se supo que el periodista australiano ha sido nominado al Nobel de la Paz de este año, según informó la diputada noruega que lo ha propuesto.
«Assange ha revelado crímenes de guerra occidentales y ha contribuido a la paz. Si queremos evitar la guerra, debemos conocer la verdad sobre los daños que provoca», declaró la parlamentaria Sofie Marhaug, miembro de la formación de izquierda Rojo.
Marhaug calificó a Assange de «prisionero político» y destacó que debería ser homenajeado por su contribución a la paz. «Dándole el Nobel a Assange, el Instituto Nobel enviaría un mensaje claro de que no aceptamos la doble moral», afirmó.