El paisaje urbano de una ciudad que luce con orgullo la declaración de Patrimonio de la Humanidad no debe contar con más adornos que los que la historia le ha otorgado a lo largo de los siglos en forma de monumentos, templos y edificios singulares.
Pese a ello, hay quien se empeña de forma periódica y constante en añadir elementos y figuras no deseadas en fachadas, mobiliario urbano, escaparates, señales de tráfico y todo aquel espacio que sus autores consideren que pueda ser el lienzo en el que plasmar su peculiar expresión artística.
Las pintadas y grafitis son uno de los principales quebraderos de cabeza del Ayuntamiento, que se afana en devolver la limpieza a todos aquellos elementos que los grafiteros manchan con mayor o menor estilo. Si repasamos los datos de las intervenciones realizadas por la empresa adjudicataria del servicio de limpieza viaria - también responsable de la retirada de las pintadas- hasta el pasado 6 de febrero se contabilizaron un total de 137 las realizadas en las calles de Segovia, que incluyen no solo la eliminación de pintadas y pegatinas, así como reposición de elementos dañados.
Las actuaciones no sólo hacen referencia a fachadas de edificios o muros, también se actúa en contenedores, marquesinas de autobuses, papeleras, señales de tráfico, señales y cartelería turística, mupis y señales indicativas o informativas como las que hay en los parques infantiles
El desglose de las actuaciones realizadas en este primer mes y medio del año indican que cerca de medio centenar se han centrado en eliminar pintadas de contenedores y más de una treintena de pintadas en fachadas y muros. Se han limpiado pintadas en tres marquesinas de autobús y en casi una veintena de señales de tráfico y de parques infantiles. También se han retirado pintadas y pegatinas en 14 señales o cartelería turística y mupis y limpiado o repuesto 26 papeleras por toda la ciudad, sobre todo en el recinto amurallado, San Millán y la calle José Zorrilla.
En cuanto a las zonas, sobre todo se ha actuado en el casco antiguo y en barrios como Santa Eulalia, San Millán, el Cristo, el Salvador o Nueva Segovia, aunque las actuaciones se han repartido por todos los barrios. Por ejemplo, se limpiaron todas las señales de tráfico en Gobernador Fernández Jiménez y la Avenida del Acueducto.
Los sistemas a emplear para la retirada de las pintadas van de mayor a menor intensidad en función del tipo de pintada y su situación. Así, los servicios municipales usan decapantes o repintan sobre todo en fachadas y muros, toallitas en papeleras y contenedores y cuchilla o rascavidrios para quitar las pegatinas de señales y marquesinas.
Aunque la retirada de las pintadas es el objetivo prioritario para los servicios municipales, no lo es menos la labor coercitiva para evitar que este tipo de actos vandálicos se reproduzcan. Para ello, la ordenanza municipal de Convivencia Ciudadana recoge en su articulado el régimen sancionador para este tipo de conductas; que recoge multas que van de 120 a 750 euros en el caso de infracciones consideradas leves, y que se elevan desde los 750 a los 1.500 euros si las pintadas se realizan en elementos de transporte público, parques, jardines fachadas de inmuebles o señales de tráfico, entre otras. Las multas pueden elevarse hasta los 3.000 euros si las infracciones son consideradas de carácter muy grave, si las pintadas se realizan en monumentos, o edificios catalogados o protegidos en el ámbito de la declaración de Patrimonio de la Humanidad.
Denuncias
Los datos facilitados por el Ayuntamiento en cuanto al número de sanciones tramitadas por el incumplimiento de la prohibición señalan que en 2023 se formalizaron un total de 8 denuncias, siete de las cuales se registraron en mayo por una serie de pintadas en la Calle Vargas y otra más en noviembre en la calle Miraflores. De igual modo, este año ya han sido tramitadas dos denuncias en el mes de enero por pintadas en la zona de la Alameda del Parral.
El concejal de Medio Ambiente Gabriel Cobos reconoce la preocupación del equipo de Gobierno por este asunto, y destaca el valor de la colaboración ciudadana para detectar las pintadas e incluso para descubrir a sus autores. Así, señala que la Policía Local realiza informes diarios a través de sus patrullas sobre la aparición de grafitis, y extrema la vigilancia en aquellas zonas más sensibles, como puede ser el centro histórico, aunque precisa que es un problema que «va más allá de los límites del casco antiguo».
El protocolo a seguir a la hora de retirar las pintadas se centra en limpiar aquellas que puedan tener contenido xenófobo, racista o vejatorio, o las realizadas en zonas patrimonialmente sensibles y en el centro histórico. Cobos seáñla que cuando se producen en fachadas de edificios, escaparates o garajes, hay que solicitar permiso previo a la propiedad, aunque en la revisión del convenio con la empresa adjudicataria del servicio se tratará de agilizar esta tramitación para limpiar estas zonas de la forma más rápida posible.