La colección de monedas de época romana que atesora el Museo de Segovia constituye la selección de enero del centro cultural para su actividad mensual la 'pieza del mes'. Este conjunto numismático está integrado por un total de 275 piezas, de las que 2 son de oro, 24 de plata y el resto de bronce. Su cronología se extiende desde el siglo II a. C. hasta el siglo IV d. C.
Las monedas romanas que custodia el Museo proceden principalmente de los yacimientos de las ciudades romanas de Confloenta y Cauca, y en menor medida de Segovia capital, aunque también se han recuperado monedas de cronología romana en Aguilafuente, Madrona, Bernardos, Pedraza, Laguna de Contreras, Carbonero el Mayor, Roda de Eresma, Otero de Herreros, Bercimuel, Yanguas de Eresma, Turégano, Saldaña de Ayllón, Fuentemilanos, Chañe, Veganzones y Urueñas.
Los primeros testimonios de uso monetario en la península Ibérica datan del siglo VI a. C. y aparecen vinculados a un área muy restringida, en las zonas bajo influencia colonial griega localizadas a lo largo de las costas mediterráneas peninsulares. No será hasta la llegada de los cartagineses y el desarrollo de las Segunda Guerra Púnica (siglo II a. C.) cuando la moneda comenzará a circular y a usarse en gran cantidad dentro del contexto peninsular.
De forma específica para el caso del ámbito segoviano, es a partir de los siglos II y I a. C. cuando se incrementa de forma significativa la circulación de monedas. En este sentido, Roma introduce en Hispania el sistema monetario basado en el denario, moneda de uso común que será la más utilizada durante la época tardorrepublicana y altoimperial. Según Tito Livio, comenzó a fabricarse en el 268 a. C., como imitación probablemente del dracma griego. Hasta el siglo I a. C., la moneda era principalmente usada con una función financiera, en grandes transacciones, atesoramientos, tributos al Estado (stipedium) y para el pago de militares y otros salarios públicos. En este periodo Roma permite que diversos centros indígenas efectúen acuñaciones bajo su nuevo sistema. Esta situación se prolongó hasta el Principado de Augusto (29 a.C.-14 d.C.), al autorizarse, únicamente como privilegio, que algunas ciudades hispanas pudieran emitir moneda local con leyenda en latín, como fue el caso de Segovia.
El impulso en el uso de moneda en el marco geográfico segoviano desde principios del siglo I a. C. tuvo que ver, por un lado, con la reordenación territorial promovida por el procónsul romano Tito Didio y la comisión senatorial de 95-94 a. C., y por el otro, con el contexto bélico que desarrolla entre los años 76-72 a. C. durante la Guerra Sertoriana, periodo en el que se incrementa la intensidad en la red de intercambios y abastecimientos de los ejércitos, así como la moneda portada por las fuerzas militares, en especial los denarios republicanos romanos.