La Leyenda Continúa, un revulsivo económico para Cantalejo

Nacho Sáez
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Los restaurantes, hoteles y casas rurales se llenan, los supermercados amplían sus horarios… La concentración motera revitaliza el municipio en un fin de semana que suele ser flojo.

Dos moteros almuerzan en torno a una hoguera en Cantalejo, este jueves. - Foto: Rosa Blanco

La pitoche rodosa y el mandela rodosa pitoche. Así se diría moto y motero, respectivamente, en gacería, la jerga originaria de Cantalejo, un municipio comprometido con su historia y también desde hace nueve años con los amantes de las motos, a los que abre sus brazos cada principio de enero desde 2016 para empaparse de la sabiduría que imprimen años de carreteras y hogueras a las espaldas y, de paso, llevarse un buen botín económico.

Génesis Ramírez y Pastori Asencio son una pareja de Sevilla que se quedará en Cantalejo hasta el domingo junto a otros dos amigos, Marco Rodríguez y Eduardo Cabrera, Se han traído sus tiendas de campaña para dormir y una parrilla para preparar las chuletas que han comprado en Cantalejo. No son de los moteros que se encierran en el pinar durante todo el fin de semana. «Ayer salimos a comprar bebida, queremos ir a Segovia y Ávila, comer cochinillo...», cuentan después de haber tenido que rehacer una carpa que habían montado y que se ha llevado el viento durante la noche, aunque las previsiones meteorológicas no anuncia demasiadas lluvias ni frío el resto del fin de semana.

Ricardo Núñez, otro motero llegado desde Galápagos (Guadalajara), viene cargado de provisiones en su BMW f 800. «Pero al final el espacio es limitado aunque traigas comida y bebida, y el 90% de la gente va al pueblo a comprar comida, bebida, víveres en general e incluso ropa. Yo sé de alguno que le ha tocado comprar botas, chalecos... Aquí se queman cazadoras, con el aire que hace enseguida salta una chispa. Y la verdad es que el pueblo está bien. Tienes tiendas de alimentación, un bazar...», señala.

Roberto Canosa, motero llegado desde La Coruña.Roberto Canosa, motero llegado desde La Coruña. - Foto: Rosa Blanco

Cantalejo se vuelca con La Leyenda Continúa, por la que pasarán hasta el domingo más de 10.000 personas, alrededor de un 5% más que el año pasado. Ese porcentaje es el ritmo al que crece edición a edición esta concentración, que convierte al municipio segoviano en un pequeño Valladolid. Los vecinos son conscientes de la magnitud del envite y se implican en dar su mejor versión. «Es un revulsivo económico en unas fechas, justo después de Navidades, que suelen ser flojas. Los supermercados abren el domingo cuando el resto de domingos del año no lo hacen y todos los empleados y representantes municipales estamos trabajando», destaca la alcaldesa, Ana Rosa Zamarro (PP).

Los bares pueden llegar a doblar su facturación. El Rincón, por ejemplo, contrata a más camareros para este fin de semana. «Llevan viniendo desde el lunes y se pasan a desayunar, a comer, a cenar... Un poco de todo», explica Álvaro Cisneros, uno de esos trabajadores. «Que haya más o menos gente depende del tiempo que haga, pero se nota el movimiento en un fin de semana que, de no ser por esto, no habría nada», añade Elena Calvo, propietario del estanco número dos de Cantalejo.

La Guardia Civil, Protección Civil y Cruz Roja colaboran con la concentración, que se ha saldado sin incidentes de relevancia en todas las ediciones celebradas hasta el momento. El aumento del tráfico es la única pega que pone Gustavo Bernardos, responsable de la tienda de electrodomésticos Bernardos. «Pero son dos días. Si esto fuese una semana... Son cuatro ratos a mediodía, por la noche y el resto del día, una moto para acá y otra para allá», relata sin atisbo de queja a pesar de que su negocio apenas rasca nada del evento: «Se traen todo y ni siquiera se llevan un calefactor. No es igual que el panadero, adonde van a por pan, o al otro sitio a por carne».

Ni el Ayuntamiento de Cantalejo ni la Diputación Provincial de Segovia tienen un estudio del impacto económico de la concentración, pero a nadie parece importarle porque toda la zona se beneficia del trasiego de moteros. «Cualquier tipo de actividad comercial que haya en nuestra provincia en estos días va a haber aumentado su volumen [de facturación] por la gran influencia de gente que viene», remarca Javier Figueredo, diputado responsable de Prodestur, órgano de promoción turística de la Diputación.

En un radio de apenas 22 kilómetros, los participantes tienen Turégano, Pedraza, Sepúlveda, las Hoces del Duratón... Numerosos destinos muy apetecibles para redondear un fin de semana que está subrayado en rojo en el calendario para muchos. Roberto Canosa, de La Coruña, solo acude en todo el año a la concentración de Cantalejo. «Dejé de ir a Pingüinos, me quemé de Motauros... Esto es tranquilo, no hay ruido, veo a gente que solo veo en este momento del año», apunta. Lo mismo que Lucas Bucala, de Vic (Barcelona):  «El fuego da calor y levanta el ánimo. Te sientas con una peña de diez personas, todas del mismo rollo, que te entienden... Es increíble».