15 horas de avión hasta Punta Arenas en Chile, varios días de escala, 4 días más de navegación en aguas gélidas con otra escala incluida en la Isla de Livingston y por fin llegada al destino. Objetivo: la Antártida, destino: Isla Decepción. Pero la aventura que está viviendo el segoviano y vecino de Hontalbilla, David Merino de Miguel, no tiene nada de decepción sino todo lo contrario. Su primera misión fuera de España como militar, con la suerte y el trabajo de haber sido uno de los elegidos para viajar hasta la base española Gabriel de Castilla, al otro lado del mundo, refleja en sus ojos la ilusión de un niño, pero con una gran responsabilidad.
Apasionado del campo y la montaña, este joven de 38 años, entró en 2011 a formar parte de los Cazadores de Montaña destinados en Jaca, pero actualmente se encuentra en el Regimiento de Especialidades de Ingeniero 11 (REI 11) en Salamanca. Desde el pasado 22 de febrero se embarcó en la denominada Campaña Antártica hasta el próximo 6 se abril que volverá a casa junto con el resto de compañeros. «Se suele seleccionar al personal por parte del REI 11 un año antes y cuando me lo dijeron, la verdad es que me hizo muchísima ilusión. Tener la oportunidad de llegar a este lugar del planeta es única e irrepetible. ¡Cómo para rechazarla! Es una total sensación de incredulidad. No te terminas de creer que vas a llegar a ese lugar del planeta», explica.
A pesar de todo el tiempo de preparación que requiere una misión de estas características, Merino recuerda que no era consciente del todo hasta que no tuvo un pie en el Buque de Investigación Oceanográfica 'Hespérides', el único de la Armada Española diseñado para realizar investigación científica multidisciplinar en todos los mares y océanos del planeta incluidas las zonas Árticas y Antárticas. De hecho, la misión en la que participa el segoviano es puramente científica. «Damos apoyo a los científicos españoles para que puedan realizar sus proyectos de investigación, desde estudios de los glaciares, a los diversos seres vivos, líquenes… que habitan en la isla. Los cometidos que tenemos los militares en la base son, además de la gestión de la misma, dar todos los servicios que necesitan para realizar las investigaciones, desde medios logísticos para sus movimientos en zodiacs, vehículos de ruedas, e incluso a pie para moverse por los glaciares», relata.
Pensar en la Antártida es pensar automáticamente en el frío. La pregunta es inevitable, pero para un segoviano y dadas las bajas temperaturas que se viven en la zona de origen de Merino, no es para tanto. «Al final estamos en el verano Antártico y las temperaturas son muy llevaderas, siempre digo que, viniendo de Segovia, el frío no es algo que asuste», comenta entre risas. Además de ayudar a los científicos, en esta campaña también están reforzando la playa con diques de contención para evitar que los temporales se lleven el terreno donde está ubicada la base y también esta realizando las cometidas de electricidad y saneamiento para la instalación de un nuevo módulo científico en el futuro. «Estamos instalados en una isla volcánica y el terreno es poco estable, por lo que cede con mucha facilidad. Esto, sumado a las condiciones climáticas requiere un continuo mantenimiento», explica.
En todos estos meses además de trabajar, David Merino de Miguel también tiene tiempo para poder conocer la zona. «Estamos asombrados de lo maravilloso que puede llegar a ser este lugar. Es una isla pequeña pero con gran historia como puede tener la Bahía de Balleneros donde los ingleses se dedicaban a la caza de ballenas para la extracción de aceite donde aún quedan restos de su actividad, las ruinas de una antigua base chilena, abandonada durante la erupción del volcán y las dos bases actualmente activas en la isla, la Base Decepción, base Argentina y la Base Gabriel de Castilla, la base española en la que me encuentro», cuenta.
Durante el tiempo que dura la campaña, también comparten experiencias con los científicos que allí están. La mayor parte de ellos son españoles, pero también hacen intercambios con otros países como Portugal o Chile y han estado en la base española desarrollando sus propios proyectos. Entre ellos, coincidió con un científico de la capital segoviana, el día que este se marchaba de la base.
Apenas quedan un par de semana para que Merino vuelva a España. «La base se cerrará alrededor del 25 de marzo, ya empieza a hacer más frío puesto que ya hemos entrado en el otoño y cada vez quedan menos científicos. Estamos empezando a preparar la logística de vuelta, pues se mueve muchísimo material para abastecer esta base, y cerrando los trabajos que tenemos empezados para dejar la base en condiciones óptimas para el personal que venga el próximo año», apunta. A sus espaldas quedará una gran experiencia de 25 días en la base y otros 4 días del viaje de ida y vuelta en el 'Hespérides', que se suman a las 27 campañas antárticas que el buque ha realizado desde que iniciara su singladura en 1991.