De los seis máximos goleadores de la Eurocopa, solo dos son delanteros centros: el inglés Kane y el georgiano Mikautadze y el segundo de ellos con un estilo alejado de los 'nueves' característicos. Los otros cuatro corresponden a perfiles ofensivos alejados del mito del delantero centro: el neerlandés Gakpo o el eslovaco Schranz son hombres de banda, y Dani Olmo y Jamal Musiala, llegadores de segunda línea con instinto goleador.
Aunque paralelamente Lautaro Martínez (cinco goles) salvaba la honra en la Copa América, el 'nueve-nueve' histórico, fijador de centrales, rematador de casi cualquier cosa, goleador a un toque, moría un poco más en la Euro: el fútbol ha cambiado tanto en lo físico y en lo táctico que la figura del 'center-forward' definida en los primeros manuales es una rareza. «Los rematadores puros son ahora una excepción», analizaba hace unos meses Jose Mourinho cuando le preguntaban por Lukaku (con el que coincidió en la Roma).
Esa excepción describe a 'nuevos-nueves' que caen a banda, sujetan balones y los filtran, se desdoblan para generar dudas y huecos atrás, apoyan la salida de balón para crear superioridad en el mediocampo, bloquean y si les da tiempo, además rematan. La Eurocopa, de alguna manera, 'desnudó' a algunos delanteros.
Kai Havertz (18 goles en 51 partidos con Alemania) fue el nueve más moderno y dinámico elegido por Naggelsmann para la titularidad: se quedó en dos goles y ambos fueron de penalti mientras que Fullkrug (13 en 21) partió desde el banquillo y lució las facultades del nueve antiguo con mayor efectividad: también dos goles y una exhibición ante España que, afortunadamente para la campeona, se quedó en remates al poste, paradas de Simón y una colección de 'uys' en la grada germana. De todos los bigoleadores (10) solo ellos dos y el suizo Embolo pueden considerarse delanteros centro. Los otros siete fueron atacantes de banda como el español Williams y el neerlandés Malen, y llegadores de segunda línea como el español Fabián Ruiz, el inglés Bellingham, el rumano Marin o el alemán Wirtz. El décimo, el turco Demiral, un central que tuvo un buen día a balón parado.
Decepciones
Las quinielas de goleadores señalaban algunos nombres que fracasaron de cara al gol en Alemania'24: en uno se quedaron Mbappé o Lewandowski (ambos marcaron de penalti), el checo Patrik Schik (bota de oro en 2020 junto a Cristiano Ronaldo), Álvaro Morata, Arnautovic, Depay, Jovic.
Pero la nómina de 'ceros' fue aún más llamativa. El belga Lukaku (85 goles en 119 partidos internacionales) marcó tres veces y las tres fueron anuladas por el VAR; el portugués Cristiano Ronaldo (130 en 212 y máximo goleador histórico de casi todo, incluyendo sus 14 dianas en Eurocopas) se fue de vacío por primera vez en su vida a pesar de sus 24 disparos; y a su sombra atacantes como Vlahovic, Scamacca, Hojlund o Sesko.
El nuevo estilo viaja en la frase del único gran 'nueve' europeo que cumplió sobradamente con las expectativas este curso, Harry Kane: «Como delantero siempre quieres darle el máximo espacio posible a los centrocampistas. Intento ver cómo evoluciona el juego y qué necesita el equipo. Hay momentos en los que necesitaré jugar más dentro del área y otros en los que me retrasaré e intentaré hacer que los defensores se sientan incómodos en situaciones en las que no quieren estar».
Kane cumplió en la Bundesliga (36), pero Mbappé y Haaland se quedó en 27 en Francia e Inglaterra, y Lautaro y Dovbyk lideraron en Italia y España con 24. El tiempo dirá si la escasez en la producción de goles de 'nueve' es una crisis pasajera o un cambio de tendencia global y definitiva.