David Matarranz

Segovia Pasión

David Matarranz


Vivienda rural

26/08/2024

Andamos a vueltas con el asunto de la España vaciada, o lo que es lo mismo, la despoblación de nuestros pueblos. Es un drama ver como lentamente nuestras localidades van perdiendo vecinos, servicios y vida, en definitiva.
Tras el espejismo del verano, cuando se abren las casas que permanecen cerradas durante el resto del año para recibir a los veraneantes o a los hijos del pueblo, llegará un largo invierno. En estos meses de verano hay ambiente en el pueblo. El buen tiempo invita a salir a pasear, a tomar algo o a pegar la hebra en la puerta de casa.
En mi opinión, la mejor medida contra la despoblación es el empleo. La gente acude donde hay trabajo y tiene una forma de ganarse la vida. Luego ya eligen un destino más o menos cercano en función de los servicios y las comodidades que ofrezcan. Así los pueblos pequeños lo tienen difícil para captar nuevos pobladores, excepto para aquellos que buscan precisamente un ambiente extremadamente tranquilo.
Son muchos los que encuentran empleo en el medio rural, pero optan por vivir en la cabecera de comarca, donde hay institutos y colegios, centro de salud, comercios y alternativas de ocio como clubes deportivos o programación de ocio.
En este punto surge un nuevo problema, la falta de vivienda. Hay quien está dispuestos a vivir en la provincia si les ofrecen un trabajo que les resulte interesantes sus condiciones. Pero chocan con la realidad de que no encuentran donde alojarse a un precio razonable.
Unas veces porque la vivienda vacía prácticamente todo el año, está a la espera de sus dueños para residir en ella en veranos, puentes y fiestas como Navidad y Semana Santa. Otras, porque muchos de los que se interesan por el alquiler son inmigrantes o desconocidos, y eso causa recelo en sus propietarios. Y otras sencillamente porque no hay viviendas libres.
Esta situación es especialmente sangrante cuando muchos pueblos presentan en sus calles más céntricas casas abandonadas o en riesgo de ruina. Las nuevas casas, más cómodas, unifamiliares y con su jardín o patio generalmente se construyen en las afueras. Así nos encontramos con barrios nuevos en el exterior del pueblo, y luego un centro con casas que amenazan ruina.
Ofrecen una mala imagen de la localidad, además de ser limitar las posibilidades de ofrecer alojamiento a nuevos vecinos. Esta estampa se repite por ejemplo en Cantalejo, Carbonero el Mayor, Fuentepelayo incluso en poblaciones del alfoz como Palazuelos de Eresma. Seguro que usted conoce muchos ejemplos a los que me refiero.
Urge un plan de rehabilitación en unos casos si no se quiere perder la esencia urbanística de los pueblos de Segovia, o de nuevas viviendas en esos solares. Cada caso tendrá su historia detrás. Me imagino situaciones de herencias con muchos tíos y primos que no terminan resolver lo que fue la casa de los abuelos. En otros casos, los propietarios piden un dinero que los compradores no están dispuestos a desembolsar, y menos en una zona rural.
La realidad es que cuesta mucho captar habitantes para los pueblos, y cuando surge la oportunidad de empleo y de trasladar a una familia, se encuentran con el problema de no encontrar vivienda donde iniciar ese proyecto.
Ese primer paso lo dio Codinse, que actúa en el nordeste de la provincia de Segovia, en 2021 con la creación de un banco de vivienda en los 57 pueblos de su comarca. Es una forma de facilitar la llegada de nuevos habitantes a una parte de Segovia que sufre en sus carnes el drama de la despoblación.
Por parte de ayuntamientos, Diputación y Junta de Castilla y León estaría bien crear un incentivo o un plan para que todos esos solares en zonas urbanas de nuestros pueblos vuelvan a tener viviendas susceptibles de estar habitadas. Su rehabilitación o la nueva construcción dinamizaría la economía de la zona y abriría oportunidades de vivir en la provincia.