Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Vuelve la Renta

20/03/2025

Inexorablemente, pasa la vida. Las estaciones, el día de San José, otra Semana Santa, las Fallas… y la Declaración de la Renta. Vuelven las oscuras golondrinas el 2 de abril, ese confesionario gigante en el que la gente echamos cuentas con el Estado que tanto nos quiere, para que este decida si aún hay que seguir pagando más de lo que ya se ha abonado mes a mes, día a día, por las rentas del trabajo.

Las empresas este año han notado (y mucho) el incremento de las cotizaciones sociales, lo mismo que los autónomos, ese famoso recibo inexorable que los currantes no ven en la nómina, pero que es uno de los lastres para el empleo. Y puede que tampoco hayan notado lo que los expertos de la propia Hacienda llaman progresividad en frío: básicamente, la inflación. Si todo sube y a usted le han subido el sueldo en función de esas subidas, Hacienda percibirá más por el Impuesto sobre la Renta porque a usted le cobran por lo que gana, no por lo que gasta. Usted es más pobre porque la propia Hacienda reconoció hace unos meses en su memoria que los ingresos de 2023 (último año con datos completos al elaborarse ese documento) subieron un 11 %, mientras que las rentas del trabajo lo hicieron en un 7 %.

La inflación desbocada también acarreó que el IVA, un porcentaje sobre precios, se incrementara, de modo que usted, "Juan Español", ha visto cómo las subidas de los precios y los sueldos han supuesto también subidas de impuestos. Si a ello añade que, para desgravar alguna cuantía en la Declaración, hay que reunir circunstancias excepcionales y que los gastos inherentes a la sacrificada familia tipo de la clase media (sí, esa que paga mucho y recibe poco) no son excluibles de la tributación, se encontrará nuevamente con esas declaraciones de terminología abstrusa, pero de cuentas crecientes.

Nada nuevo bajo el sol. Hay un concepto maravilloso que, lamentablemente, está en desuso: la bajada de impuestos, la devolución del dinero a la gente, que a veces tiene la sensación de incautación. Vamos, que en lugar de seguir regalando, verbigracia, billetes del AVE como si no hubiera un mañana, podríamos descontar algún punto de retención a las familias, a los jóvenes, a la gente… (ingeniosa ingenuidad mía).