La pandemia está llenando las consultas de psicólogos y psiquiatras y también centros como el que regenta Clara Herranz. Esta segoviana imparte clases de bioenergética, yoga, danza y actividades creativas como la cerámica en medio de un momento de aumento de la demanda de ayuda por la ansiedad y el estrés provocado por la crisis sanitaria, económica y social. «Nos llama mucha gente en busca de una evolución, un crecimiento personal y más bienestar», cuenta.
En las instalaciones que acaba de estrenar en la calle Blanca de Silos número seis, a muy pocos metros de la iglesia de Santa Eulalia y cerca también del campus María Zambrano, el Centro de Bienestar Aguaclara –así lo bautizó– pretende convertirse en un oasis en el que escapar de la vorágine personal y laboral. Con actividades para bebés, niños, adolescentes, adultos e incluso familias enteras. La menos conocida probablemente sea la bioenergética.
«Es una terapia analítica, corporal, humanista y transpersonal que ayuda a resolver los problemas emocionales de las personas a través del trabajo con el cuerpo», explica Herranz. Originada a partir de la vegetoterapia de Wilheim Reich y del psicoanálisis, se ha alzado como una de las corrientes de la psicoterapia corporal más practicadas del mundo. «En algunas cosas se parece al yoga», destaca Herranz. «Soy profesora titulada de yoga y durante muchos años he dado clases en Segovia. La bioenergética la amplía. Profundiza en algunos conceptos y principios. Es complementario, pero el análisis bioenergético amplía el trabajo corporal del yoga. Es más profundo».
Pone un ejemplo de un ejercicio: «El enraizamiento (grounding en inglés) es un ejercicio básico en bioenergética porque nos ayuda a tomar fuerza, a sentirnos en contacto con la realidad, y es un ejercicio que consiste en poner los pies en paralelo. Preferiblemente mejor descalzos, separados, baja la cabeza, baja la espalda y llevamos el peso del cuerpo hacia la parte delantera de los pies con las rodillas dobladas. Respiro hacia el abdomen por la boca, hinchando la cintura y conecto con el sonido autoexpresivo también. Es una respiración autoexpresiva. La persona puede empezar a vibrar quizás, las piernas… Es un trabajo que ayuda a la persona a expresar su espontaneidad, su naturalidad porque a lo largo de la vida, desde la infancia hasta la vida adulta, se va formando una coraza -decía Reich- que son bloqueos de nuestras emociones que nos impiden expresarnos con libertad. Tanto las positivas como las negativas. Al final de lo que se trata es de que podamos ser más nosotros mismos».
La responsable del Centro de Bienestar Aguaclara es terapeuta corporal energética y miembro de la Asociación Española de Psico-somatoterapia, pero antes se licenció en Periodismo. «La vida me ha ido trayendo hasta aquí», resume. «Siempre me ha atraído el desarrollo del ser humano y aliviar el sufrimiento del desarrollo humano. Empecé practicando yoga, me encantó y desde ahí he ido realizando diversas formaciones académicas, seminarios clínicos, supervisiones… Estoy en constante formación. He realizado un máster en psicoterapia corporal energética de El Escorial, cursos de las intersecciones entre psicoanálisis y neurociencia, seminarios de psicoterapia con niños, adolescentes y familias... «También hago actividades en inglés con niños», añade, al tiempo que desvela que colabora con una clínica psicología, psiquiatría y psicoanálisis. «Es un trabajo complementario al de ellos. Yo trabajo desde el cuerpo y con el cuerpo y sobre todo estoy viendo a personas que les cuesta respirar. Sobre todo a raíz del uso de la mascarilla y de todo el estrés asociado a la pandemia. Sobre todo jóvenes que necesiten concentrarse mejor en lo que están estudiando», cuenta.
Pero el perfil de los que acuden a su centro como consecuencia de la pandemia es todavía más amplio: «Ahora hay más gente que lo demanda. Estamos en un momento de crisis sanitaria, social y económica y muchas personas acuden a este tipo de trabajos de crecimiento personal, de mejora de la persona para evolucionar, crecer y conseguir más bienestar. Resumiéndolo son personas que quieren sentirse mejor. Quieren sentir más vivacidad, encontrar más tranquilidad y más relajación y, a través de los recursos de la bioenergética y la yoga, ayudamos a las personas a respirar mejor, trabajamos con la respiración consciente, con ejercicios de autoexpresión, con ejercicios de enraizamiento, con ejercicios de mejora de las relaciones intrapersonales y ejercicios de relajación, por supuesto».
Quien quiera disfrutar de este amplio catálogo de actividades lo puede hacer, además, en sesiones y clases individuales, en cursos regulares, en talleres e incluso a través de retiros en la naturaleza. «Nuestro objetivo es que puedas ganar una mayor conciencia y autoconocimiento para desplegar tu potencial sanador y creativo y mejorar tu calidad de vida. Trabajamos para lograr el enriquecimiento de las personas a nivel individual y grupal con un equipo de profesionales cualificados. En estos tiempos es más necesario que nunca sanar, crecer y evolucionar. Es nuestra vocación y compromiso», zanja Herranz.