Sin que hayan concluido, ni mucho menos, las labores de limpieza en los inmuebles y calles afectados por las inundaciones, sin que se hayan terminado de recoger los escombros y restos de materiales, y cuando los suministros de agua y luz y la distribución de alimentos se normalizan, y abren paulatinamente los colegios para que los niños vuelvan a la normalidad, las autoridades regionales y las estatales se han lanzado a la reconstrucción y recuperación de la vida cotidiana y de la vida empresarial mediante dos instrumentos, la puesta a disposición de los afectados de fondos económicos para que puedan rehacer su vida y la implantación de un escudo social para garantizar que las consecuencias de la DANA no se lleva por delante sus empleos ni sus hogares. La Comunidad Valenciana es otro de los motores económicos del país y su recuperación es esencial para la buena marcha de la economía nacional.
El Gobierno ha armado una red de ayudas por valor de más de 14.500 millones de euros que pretende que llegue a los afectados de forma rápida y con la menor burocracia posible a lo que hay que sumar las cantidades dispuestas también por la propia Generalitat Valenciana. A esto es a lo que hay que estar, ha reiterado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en la presentación del segundo paquete de ayudas preparado por el Consejo de Ministros, soslayando las críticas políticas, tanto las que recibe el presidente valenciano, Carlos Mazón, como las que concita él mismo.
"Tiempo habrá" es la expresión que se utiliza para intentar alejar la bronca política de lo que verdaderamente importa en este momento, ayudas, recuperación, rehabilitación, a pesar de que se han desatado conatos de todo tipo desde el primer momento, desde la foto de Feijóo, a la huida de Pedro Sánchez de Paiporta o las derivadas de la mala gestión inicial de la crisis por las autoridades valencianas, la interesada interpretación de las palabras de Sánchez sobre la prestación de la ayuda estatal, o el papel de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, apoyada sin fisuras por el jefe del Ejecutivo.
Sin embargo, el tiempo político para abordar la crisis generada por la DANA se va acercando, con la comparecencia de Carlos Mazón, ante las Corts Valencianas, que se reserva para ese día comunicar si va a proceder a una remodelación de su gobierno. Por lo pronto ya ha reconocido que se pudieron cometer errores en esos primeros momentos, sin que eso parezca afectarle a él directamente. Su permanencia al frente del PP valenciano, pese a estar apoyado por el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, y otros líderes regionales del PP, -que no dicen lo mismo en público que en privado sobre el futuro político de Mazón-, se encuentra en almoneda y solo el hecho de que el PP no quiere darle un triunfo al PSOE y reconocer la nefasta gestión de la DANA en las primeras horas –las determinantes para la pérdida de vidas- reducen la presión sobre su dimisión. Con Sánchez y Ribera ausentes el miércoles en la sesión de control al Gobierno, la bronca nacional no alcanzará los niveles de otras ocasiones, pero no se quedará atrás.
Sánchez ha reconocido que también las responsabilidades estatales habrá que sustanciarlas en el Congreso. Pero ahora hay que "estar a lo que hay que estar". Luego, nadie renunciará a la bronca a la espera de revisión de protocolos y la adopción de medidas que eviten las consecuencias de las inundaciones.