Pogba y los juguetes rotos

Diego Izco (SPC)
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El francés, una joya hace una década, se asoma al abismo entre las lesiones y sus propios pecados

Imagen de archivo de Paul Pogba cuando militaba en el Manchester United - Foto: EFE / Pepe Torres.

«Dios tenía otros planes para mí», dijo Paul Pogba (Lagny, 15 de marzo de 1993) cuando se quedó sin jugar el Mundial de Qatar por una lesión. La Francia de Deschamps se veía despojada de sus tres pilares del mediocampo: Matuidi por edad y decisión técnica, y Kanté y Pogba por problemas físicos. Quedan por descubrir los planes de Dios para el coloso caído, pero sí los de la Juventus y los del destino. Y es que apunta a ser el centésimo juguete roto del fútbol de élites. 

Los dioses caídos generan buena literatura. Sobre Maradona, por ejemplo, son tan jugosos los relatos del gol a Inglaterra como de su época de drogadicción y desquiciamiento disparando con una carabina a periodistas que esperaban en la puerta de su domicilio. Y hay mil nombres famosos a lo largo de la Historia que cimientan las crónicas: el alcoholismo de Gascoigne, Garrincha o George Best, los problemas con las drogas del propio Maradona o George Best, las malas inversiones de Brehme, Zamorano o George Best, muchos 'líos de faldas' como Vieri o George Best… En todos los casos, dicho relato se fundamenta en el don del protagonista para el juego, unas condiciones privilegiadas mezcladas con una muy mala cabeza.  

En algunas ocasiones es la ausencia de un entorno apropiado para el crecimiento personal del futbolista. En otras, la incapacidad del deportista para soportar la presión, la baja autoestima tras sufrir una lesión importante («No volveré a ser el mismo») y mil factores más que truncan carreras.  

Trayectoria

El caso concreto de Pogba es el de un 'Hércules' de ébano por el que suspiró media Europa y ahora es un bulto sospechoso con un sueldo altísimo en el vestuario de la Juventus (séptima en la Serie A a 30 puntos del Nápoles). Malas compañías, baja forma, lesiones constantes… El coloso galo vive una de las crisis más sonadas del fútbol actual. 

Hace solo 10 años los mercados miraron hacia Turín, donde la 'Vecchia Signora' había pescado el 'pez gordo' en la cantera del Manchester United (adonde llegó procedente del Le Havre). Vino con la carta de libertad. Un jugador especial, capaz de abarcar metros y metros de césped desde un físico descomunal (1,91 metros y 79 kilos) y una técnica impropia de un tipo con su envergadura. «Es un futbolista que viene del futuro», señalaba orgulloso Antonio Conte, técnico 'bianconero' y uno de los que más insistió en su contratación. 

En cuatro campañas, Paul Pogba se convirtió en el centrocampista de moda en Europa y elevó su cotización hasta los 117 millones de euros que pagó el Manchester United por recuperar al carismático medio francés. No halló la gloria en Old Trafford (apenas dos títulos, la Europa League y la Copa de Inglaterra en 2017), pero con Francia fue engordando el currículum. El Mundial'2018, curiosamente, marcó un punto de inflexión en su carrera: pasó de los 16 goles en 47 partidos de la 18/19 a los 22 encuentros con un tanto de la 19/20, las seis dianas en 32 choques al año siguiente, una sola al siguiente…  

Crisis en Turín

Excentricidades, lesiones y molestias constantes (13 partes médicos, 14 contando su baja por Covid, en las últimas tres campañas), declaraciones fuera de tono («Quiero fichar por el Real Madrid» en plenas negociaciones por la renovación) y un club, el United, que se hartó de él en el verano de 2022, dejándolo regresar libre a Turín. Allá donde el muchacho fue feliz.  

Sin embargo, los que esperaban con los brazos abiertos al genio de Lagny para intentar retomar el liderazgo de la Serie A se encontraron con algo muy distinto. Pogba había perdido brillo en los ojos. Llegó «fuera de forma», según los técnicos del club lombardo, y en plena pretemporada se lesionó el menisco. Y todo fue en cadena: una operación que le impidió llegar a tiempo para jugar el Mundial y un regreso que se pospuso por una distensión en el muslo y una «lesión desconocida» (así figura en los partes) que le tuvo en el dique seco todo febrero.

En los ocho meses de su segunda etapa en la Juventus, únicamente se ha vestido dos veces de corto. Y la polémica siempre sobrevolando a su alrededor: su hermano Mathias diciendo que Paul contrató a un brujo para provocarle un mal de ojo a Mbappé, una leyenda juventina como Tardelli acusándole de irse a esquiar mientras sus compañeros intentaban enderezar la nave… 

Su propio entrenador tuvo que tomar medidas el pasado 16 de marzo: Pogba acababa de reaparecer después de 297 días. Ya había disputado los últimos 22 minutos en el 4-2 sobre el Torino, los últimos 13 en la derrota (1-0) ante la Roma, y se iba a producir su regreso a las competiciones europeas en Friburgo… pero el jugador se presentó tarde a la concentración, no cenó con sus compañeros, y Allegri lo apartó del equipo. No ha vuelto a vestirse de corto porque ahora parece que se ha lesionado el aductor.