El refranero español sentencia con la frase: 'Piensa mal y acertarás' la desconfianza del ser humano hacia sus semejantes, quizá como mecanismo de autodefensa en un mundo acostumbrado a las medias verdades y a los trampantojos que ocultan la realidad. Frente a esta corriente generalizada en la sociedad surgen alternativas que ponen de manifiesto un cambio en este paradigma buscando recursos y estímulos positivos que puedan ayudar a eliminar el sesgo negativo que casi por naturaleza emana de las convenciones sociales.
En este campo es en el que trabaja desde hace casi dos décadas la escritora y periodista segoviana Natalia Martín Cantero, que ha puesto negro sobre blanco su experiencia y sus conocimientos sobre este campo en el libro 'Piensa bien y acertarás', (Ed. Plataforma Editorial, 2024) en el que su título ofrece ya la clave para entender las claves que pretende trasladar a los lectores.
Con una amplia experiencia de más de 20 años en el ámbito de la psicología y el bienestar tanto nacional como internacional, Martín Cantero señala la compasión como concepto básico para este cambio de paradigma, alejado de la definición convencional relacionada con la lástima o la piedad. Así, considera que la compasión es un concepto «que no se puede plantear desde una posición de superioridad en el ámbito personal, sino de igual a igual». «El núcleo de la compasión es el coraje y la fuerza ante el sufrimiento, implica poner límites, estar en contacto con tus necesidades, y se aleja del concepto de buenismo, porque de lo que trata es de buscar los recursos que tenemos para vencer la tendencia de la mente humana al sesgo negativo que tenemos en el pensamiento». De hecho, señala que existe un movimiento que se dirige a la Real Academia Española de la Lengua para que se cambie la acepción de esta palabra y que pueda incorporar un concepto positivo relacionado con esta corriente.
La autora señala que la mente «es un jardín en el que si plantamos semillas de confianza, amor o compasíón es lo que vamos a recibir, pero si lo hacemos desde el miedo o la desconfianza será lo que obtengamos». Para ello plantea buscar como objetivo una «esperanza sabia» basada en «construir el futuro día a día con acciones destinadas a cambiarlo, pero sin elevar las expectativas, porque las semillas tardan un tiempo en crecer y las cosas no cambian de forma mágica».
Como ejemplo, recurre a un relato budista de un viajante que llega a un rio que le impide continuar su camino sin puentes ni pasos alternativos y que le obliga a fabricarse una balsa con ramas, maderos o lianas que encuentra alrededor. «Se trata de cruzar de la orilla del sufrimiento a la del bienestar y la balsa es una metáfora de lo que podemos hacer para superar lo que provoca malestar, porque los materiales quizá estén tan a mano que pasen desapercibidos, y de lo que se trata es de propiciar un cambio de mirada que nos permita encontrarlos», precisa.
De este modo, Martín Cantero señala que el fin del sufrimiento «no sucede cuando las cosas cambian, sino cuando aceptamos nuestra vulnerabilidad y recordamos nuestra humanidad compartida, aquello que nos une en lugar de lo que nos separa».
Todo ello exige un cambio en la organización mental que permita «que trabaje a favor nuestro», y la autora señala que es un trabajo «que no podemos hacer solos y que durará a lo largo de toda la vida, donde el punto de partida debe ser tu propia realidad». «Tenemos que saber qué es lo que nos hace felices, porque ayuda a que nos tratemos mejor y a ser más comprensivos consigo mismo, de forma que el crítico interno que llevamos todos dentro vaya bajando de revoluciones», asegura.
Pero la fina linea que separa la autocompasión de la condescendencia supone un lastre en el avance hacia este tipo de pensamiento positivo, y para ello Natalia Martín señala que ser compasivo «es tratarte como lo harías con un familiar o un amigo, escucharte, buscar tus necesidades y relacionarte con los demás bajo estas mismas premisas».
La experiencia como periodista - que ha trabajado en medios nacionales e internacionales en coberturas como la del huracán 'Katrina' en Estados Unidos- le ha servido para apuntalar las reflexiones y respuestas que da en el libro para tratar de cultivar una relación más sana con los demás y consigo mismo, todo ello con el fin de «sostener la esperanza frente a las dificultades del mundo de hoy».
Así, considera que el periodismo es «una profesión sintiente y sufriente» en la que valora su capacidad para poder transformar el mundo empleando para ello «una narrativa más generosa y compasiva» sin añadir mas leña al fuego del dramatismo, el sensacionalismo o el 'clickbait'.
Por otra parte, advierte sobre el riesgo de exceso de información sobre la autoayuda a través de los distintos canales, y asegura sentir «pavor» por el pensamiento positivo de efecto inmediato porque «suele ser bastante perjudicial al impedir ver la realidad».
«Hay libros o foros que trasladan mensajes de via rápida con fórmulas o decálogos para poder cambiar, pero el proceso de cambio es para toda la vida, no puedes deshacer 30 ó 40 años en diez dias, y trasladar este timpo de mensajes puede resultar nocivo».
Por ello, destaca la importancia de poder incorporar el mindfulness al sistema educativo y en ámbitos como la sanidad con el fin de poder facilitar a las personas herramientas con las que puedan prevenir problemas de salud mental en un momento en que su auge es cada vez más preocupante.