Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


La gran decepción

10/02/2025

Son multitud, somos multitud, los decepcionados con Cándido Conde Pumpido.

Somos multitud los que creíamos que un magistrado con su trayectoria profesional, con un prestigio profesional que primaba sobre su conocida ideología socialista, no iba a dejarse seducir por un político como Pedro Sánchez, mentiroso compulsivo, capaz de llegar a donde hiciera falta con tal de mantenerse en el poder, intervencionista de libro que respeta poco no solo la libertad de expresión sino a cualquiera que no comulgue con sus ideas, y que no duda en abrazar a quienes decía detestar. Con un oportunismo y una moneda de cambio que antepone al mantenimiento de la palabra.

Conde Pumpido ha acogido con entusiasmo la idea de que es necesario imponer el criterio del Tribunal Constitucional a cualquier sentencia de Tribunal Supremo, convirtiendo al TC, sin serlo, en una instancia superior a la del TS. La última operación ha sido la más decepcionante, al echar por tierra, tan claramente, decisiones propìas.

Hace cuatro años anunció que se abstenía definitivamente de participar en decisiones relacionadas con las secuelas de lo sucedido el 1 de octubre de 2017, aquella intentona independentistas que para muchos españoles fue intentona golpista y provocó la detención de sus principales cabecillas -excepto Puigdemont, que se fugó- y su condena por el Tribunal Supremo. Que, presionado por Junts y ERC, Sánchez invalidó después con una Ley de Amnistía. No es aplicable a los condenados por malversación, lo que significaba que algunos de los que esperaban verse afectados están todavía a la espera de que les sea aplicada. Entre ellos, Puigdemont.

Puigdemont, el hombre que hace bailar a Pedro Sánchez al son que le toca, pretende ser amnistiado y regresar a España con todos los honores. ¿Solución? Que entre en escena el Tribunal Constitucional para analizar y decidir sobre las demandas de amparo presentadas por los independentistas.

Conde Pumpido, a pesar de aquel anuncio de hace años de no intervenir en ninguna cuestión relacionada con el problema independentista, por posible incompatibilidad con los cargos que había ocupado, ha decidido ocupar su sillón presidencial del TC para participar en el debate. Al sumarse refuerza la mayoría llamada progresista – calificativo que molesta infinitamente a los auténticos progresistas, con principios muy alejados de los que defiende el sanchismo-, y además ejercerá como el mejor profesional lo que Sánchez espera de él: un argumentario que permita a Pedro Sánchez cumplir con lo que exige Puigdemont. Cándido Conde Pumpido es capaz de hacerlo, retorcer la ley hasta conseguir el pronunciamiento que se busca es tarea que logran los buenos profesionales, y él lo es. Aunque la mayoría de los buenos profesionales se niegan a hacer esa labor cuando piensan que puede rebasar los límites de la ética y de la estética.

De Sánchez ya no se puede esperar respeto a la ética, es el gran promotor de cambios en leyes y normas a conveniencia de sus intereses políticos y personales. Pero de Conde Pumpido se esperaba firmeza en la línea marcada para ejercer su oficio.