El legado escultórico de Ezequiel González

A.M.
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La UAM recupera algunas piezas donadas al actual instituto 'Mariano Quintanilla' por el erudito segoviano y filántropo para promover la educación patrimonial

’La Aurora’, restaurada por Amaia Aldazábal - Foto: SECYR UAM

Antes de morir, Ezequiel González de la Bodega (1820-1903) vecino del barrio de El Salvador, considerado como un adelantado a su tiempo, comprometido con el liberalismo y  líder en Segovia de la Revolución de 1868, conocida como ‘La Gloriosa’,  legó al entonces Instituto  de Segunda Enseñanza, luego General y Técnico –donde ejerció de profesor Antonio Machado– y ahora ‘Mariano Quintanilla’, una colección artística y un dinero para completarla que se puede considerar como un precedente de la educación patrimonial. 

En una muestra más de su generosidad, quien impulsó la segunda etapa de la Sociedad Económica de ‘Amigos del País’, creó  una escuela de niños pobres en lo que fue el palacio donde habitó, en la actual calle Ochoa Ondátegui,  construido por su familia a finales del siglo XVIII, ahora Instituto ‘Ezequiel González’.  Según el catálogo de 1904, la colección constaba de 421 piezas, además de otros objetos y los libros de su biblioteca.

Pasado algo más de un siglo, otro segoviano, Joaquín Barrio, catedrático de Arqueología y Restauración y director del Laboratorio Servicio de Conservación,  Restauración y Análisis Científicos del Patrimonio Arqueológico (SECYR) de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), convencido de que en el campo patrimonial no hay cantones ni nacionalismos, ha promovido la restauración de tres piezas que se encontraban dañadas, devolviéndolas al instituto, que aguarda al final de la pandemia para inaugurar una sala con buena parte de las esculturas cedidas por aquel filántropo revolucionario. 

El catedrático Joaquín Barrio, director del SECYREl catedrático Joaquín Barrio, director del SECYR - Foto: SECYR UAMLa historia comienza cuando Barrio dirigió el trabajo de fin de máster de Andrés Martín Guijarro, sobre ‘Gestión de Riesgos del Patrimonio Museístico Las esculturas del I.E.S. Mariano Quintanilla’. Animado por su alumno, el profesor visitó la colección, junto con el equipo directivo del centro, llevándose la grata sorpresa de comprobar la calidad de las piezas. 

Barrio señala que este legado de Ezequiel González «es posiblemente la mejor colección que hay en Segovia en un centro educativo, y una de las mejores que yo conozco, con el fin exclusivo de que se  dedicase a la educación de los alumnos; y esto es muy significativo, porque entra en un concepto tan importante y actual como la educación patrimonial». La colección incluye copias  en mármol o bronce «excelentes» de un taller de Nápoles del XIX y piezas originales, como las yeserías, posiblemente procedentes de la antigua sinagoga del Corpus Christi. 

El catedrático de Arqueología subraya que hay piezas originales «magníficas», cuatro de Aniceto Marinas, y luego las traídas de los viajes que González desarrolló a lo largo del mundo, así como una colección de copias de obras clásicas que había aparecido poco antes en Pompeya o en Herculano, que se hicieron con objeto de que se conociera  el mundo clásico y de que se divulgara a través de los museos. 

Carlos Barrio, coordinador del equipo de Patrimonio del ‘Mariano Quintanilla’ destaca, además, piezas de arqueología, incluso un pequeño escarabajo de Egipto o la mano de una momia. En otras colecciones, recuerdo del ‘Plan Pidal’, de 1845, que podrán ser visitables, además de utilizarse para la docencia, se encuentran los llamados ‘Gabinetes científicos’, como diapositivas de cristal, aparatos de física y química o maquetas de máquinas y herramientas de la Cátedra de Agricultura. .

Fruto del altruismo, junto con Amaia Aldazábal, también restauradora, Joaquín Barrio se puso manos a la obra después de firmar un convenio con el instituto, donde no se contempla contrapartida alguna, tampoco fronteras autonómicas. Así, en cuatro meses, llevaron a cabo en el SECYRla restauración de las esculturas de ‘La Aurora’ y del grupo de tres figuras de ‘La Danza’ y de una yesería de un capitel de la antigua sinagoga, que González había comprado en una subasta.  En general, el estado de conservación era malo, con piezas fragmentadas y suciedad. En un futuro, según el catedrático, es posible que se puedan llevar a cabo más restauraciones por el mismo sistema. 

Joaquín Barrio, cuyo  laboratorio fue creado en el año 2006 para atender las necesidades de conservación, restauración y análisis del patrimonio arqueológico de España, con sistema de gestión de calidad certificado por Aenor,  es de la opinión de que la colección «merece estar bien conservada, expuesta y a disposición del público».

Y estuvo a punto, el año pasado, coincidiendo con los doscientos años del nacimiento de Ezequiel González y los 175 del instituto,  todo estaba preparado para la apertura de las salas con este legado, exponiéndose no solo las piezas restauradas sino todas aquellas que se encontraban guardadas, incluso se previó un acto oficial de inauguración. Pero llegó la pandemia, ahora Carlos Barrio, que muestra su satisfacción por el trabajo realizado por la UAM, espera que llegue el momento para recuperar la idea y darlo a conocer al público de forma global, una vez que haya pasado la crisis sanitaria.

Joaquín Barrio sostiene que la calificación de este instituto como histórico permite desarrollar la actividad de exponer no solo la colección de Ezequiel González  sino todo el legado de patrimonio didáctico con que cuenta el centro. A su juicio «son piezas variopintas, como todas las colecciones formadas en el siglo XIX , con un gran valor desde el punto de vista de la educación patrimonial,  obras para que los chicos de un instituto puedan conocer y que quizá no tendrán la oportunidad de ver nunca, es una posición progresista», talante que no faltó a este revolucionario prócer, abogado, y que quizá haya quien solo le conozca de oídas por el nombre que da a una calle.