Léon Marchand desató la locura este miércoles en la sesión nocturna de natación en los Juegos de París, al sumar dos nuevas medallas de oro a la que ya tenía para enfilar su objetivo de lograr cuatro preseas.
El rugido monumental de un público delirante apoyó a Marchand y celebró su épica remontada para ganar en el último largo al favorito, el húngaro Kristof Milak, en la final de 200 metros mariposa.
El hombre que quiere ser uno de los rostros de estos Juegos fue por detrás de Milak durante casi toda la prueba, pero redujo gran parte de la desventaja en el último nado subacuático y luego remontó entre el éxtasis de sus compatriotas.
Léon Marchand desata la locura - Foto: Marko DjuricaMilak, oro en la distancia en los pasados JJ.OO. de Tokio y detendador del récord mundial, no tuvo más remedio que rendirse a la superioridad de su rival con un gesto de evidente decepción.
"Ha sido una de las mejores carreras de mi vida", confesó después el francés.
En la calle de al lado, Marchand, sin grandes aspavientos, levantaba desde la piscina el dedo índice para mostrar su victoria.
El guión se repitió después en la final de 200 braza, pero esta vez Marchand no tuvo rival y dominó de principio a fin, entre un público que no se cansó de corear "Léon, León" durante toda la noche.
En esta segunda prueba, el público lanzaba un imponente grito, de forma rítmica, cada vez que Marchand salía del agua para respirar, y su excitación fue aún mayor al ver que su ídolo podía batir el récord del mundo, que finalmente se le escapó.
León Marchand, ya sin el peso de otra carrera, pudo celebrar, golpeó el agua en la piscina y al salir saludó a la grada levantando los brazos ante el frenesí de la grada. "Con los dos podios, la emoción era una locura", describió, el nadador, que se declaró "muy contento".
Marchand ya había ganado el lunes el oro en los 400 estilos con récord olímpico entre el delirio del público local.
Ahora, el prodigio francés nacido en Toulouse hace 22 años, aspira a lograr su cuarta medalla el próximo viernes en los 200 estilos.
Esta noche, en un pabellón repleto con 13.100 espectadores con amplia mayoría francesa, Marchand sintió cómo una instalación de natación se convertía en un estadio de fútbol por la intensidad del apoyo local.
Un enorme bramido recibió las presentaciones del nadador francés antes de cada final, en lo que era solo un anticipo del atronador griterío que desató Marchand durante la duración de cada prueba.
Gritos de "Léon, Léon", ovaciones, banderas nacionales y maquillaje tricolor en las mejillas... el público galo convirtió en una olla a presión el pabellón La Defense Arena para llevar en volandas a su ídolo.
Las ceremonias de entrega de medallas fueron nuevos momentos de delirio francés, con miles de personas cantando a coro La Marsellesa entre nuevas oleadas de aplausos y ovaciones a la conclusión del himno nacional.
Y la vuelta de honor tras su segunda victoria, con la medalla colgada al cuello, fue ya casi para hacer caer el pabellón.
Marchand, con su gran sonrisa, chocó manos con los espectadores de las primeras filas, se abrazó con alguno, se hizo fotos con admiradores... aunque siempre de forma comedida, casi tímida, sin gestos exagerados.
Solo hubo una vuelta de honor, ya que tras recibir su primera medalla se fue rápidamente a preparar su segunda final de la noche, algo que el público, evidentemente, comprendió.
El nadador ya es la portada de la edición de la revista Paris Match que sale a la venta mañana jueves con el titular 'Léon Marchand: la Francia que gana'. Todo un resumen de lo que simboliza el campeón para sus compatriotas.