El patrimonio mundial, la otra víctima

SPC-Agencias
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La destrucción causada por guerras como las de Gaza o Ucrania pone en peligro cientos de sitios emblemáticos en todo el planeta, donde las bombas y los misiles arrasan monumentos protegidos por la Unesco que no podrán volver a ser contemplados

El panorama es desolador en muchos puntos de la Franja, donde los ataques han arruinado 49 lugares icónicos. - Foto: EFE

El reloj corre en contra del Patrimonio Mundial. Cada vez hay menos tiempo para atender a la aceleración de los riesgos a los que se enfrentan sitios históricos y naturales, como monumentos o espacios protegidos, debido, sobre todo, a la destrucción causada por la guerra, el cambio climático o el turismo masivo.

El organismo responsable de velar por estos bienes históricos, la UNESCO, alerta del impacto negativo de los conflictos bélicos en la reducción de estos enclaves, donde las bombas, los misiles y los drones arrasan los cimientos de muchos edificios, dejándolos inoperativos y pendientes de una reforma que, en muchos casos, se dilata en el tiempo o no termina llegando. La devastación reciente de infraestructuras en zonas como Gaza o Ucrania y la sufrida hace unos años en países como Siria, Irak o Afganistán ha borrado parcial o completamente medio millar de propiedades únicas consideradas Patrimonio de la Humanidad, rastros de historia que, en muchos casos, serán prácticamente imposibles de recuperar. 

Sin ir más lejos, solo en Ucrania hay más de 475 inmuebles históricos destrozados parcial o completamente como consecuencia de la invasión rusa, una contienda que este mes cumple dos años y medio. Esta triste coyuntura ha afectado a muchos lugares a lo largo de la historia, a lo que hay que sumar las pérdidas culturales y de identidad causadas por otros conflictos armados.

Gaza

Más de 300 millones en pérdidas 

La situación en Gaza, una de las mayores guerras actuales donde la ONU ya estima más de 39.000 muertos, es alarmante. Y es que  hay 49 sitios patrimoniales que han sido destruidos.

«Estamos hablando de territorios muy pequeños, por lo tanto, la destrucción es masiva y la reconstrucción de eso en ciertos países es muy difícil», lamenta el subdirector de la Unesco para la Cultura, Ernesto Ottone. Una evaluación preliminar elaborada por el Banco Mundial, la ONU y la Unión Europea estimaba más de 300 millones de dólares en pérdidas de patrimonio en Gaza hasta principios del año, con el 63 por ciento de los sitios de este estilo dañados, de los cuales el 31 ha sido totalmente destruido.

La aniquilación intencional de estos lugares, como ocurrió en Palmira o en la antigua ciudad de Nimrud, son considerados crímenes de guerra, y también ataques a la memoria colectiva de la humanidad, protegidos por la Convención de La Haya. 

Barrios, campos de refugiados, hospitales, escuelas, mezquitas, iglesias, instalaciones de agua, panaderías, bibliotecas y museos han sido blanco en Gaza de más de 65.000 toneladas de bombas y fósforo blanco.

Los datos de Ottone sobre la Franja, donde la mitad de los edificios han sido dañados o destruidos, cuentan solo con los sitios patrimoniales que la Unesco ha podido verificar hasta principios de junio. El organismo usa el seguimiento remoto basado en imágenes satelitales, ya que las evaluaciones sobre el terreno son imposibles en la situación actual.

Si bien la Unesco tiene programas de reconstrucción de posguerra para zonas de conflicto, el problema en estos casos es que estos sitios no tienen suficiente documentación o registros sobre sus propiedades históricas, lo que hace muy difícil reconstruir lugares sin estas referencias.

Los expertos están usando un sistema de observación digital en algunos de estos territorios. «Esto sirve para que cuando el conflicto termine por un lado, el Estado pueda buscar a los responsables, y que nos sirva como material para la fase de reconstrucción» explica el dirigente de la Unesco.

A ello hay que sumar las pérdidas culturales y de identidad causadas por la guerra. «Cuando hablas de reconstrucción patrimonial, tú no lo puedes sacar del contexto de una renovación del tejido social», agrega Ottone.

Ucrania

475 inmuebles significativos aniquilados

El escenario en Ucrania es devastador. Según datos del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, en el país invadido por Rusia «hay más de 475 inmuebles históricos destruidos parcialmente o completamente.

En Odesa, Leópolis, Kiev y Járkov, la Unesco tiene un trabajo en desarrollo para recolectar la mayor cantidad de información posible sobre estos lugares. Sin embargo, «cada realidad es distinta», reconoce el número dos de Cultura, Ernesto Ottone. La guerra con Moscú, iniciada por la invasión de las tropas del Kremlin en febrero de 2022, ha causado daños al patrimonio cultural ucraniano por valor de 3.500 millones de dólares y ha generado perdidas de ingresos por 19.000 millones en el sector de entretenimiento, arte y turismo. Para llegar a estos importes, la Unesco identificó unos 5.000 sitios arrasados desde el comienzo de la contienda, de los cuales 475 son espacios culturales dañados.

Dos de los sitios pertenecientes al Patrimonio Mundial de la Unesco son el centro histórico de Lviv y el de Odesa, que han sido blanco constante de bombardeos ordenados por Putin. La catedral de la Transfiguración, en esta última localidad y gravemente dañada, se ha convertido en un «símbolo para toda la comunidad».

No obstante, con el conflicto fluctuando en distintas regiones del país, ciudades como Járkov o zonas como el Donbás también están sido víctimas de los bombardeos enemigos.

Siria

Territorio con mucha riqueza cultural

La acción bélica también ha mermado la cantidad de sitios históricos que alberga Siria, un país con mucha riqueza cultural donde las bombas y misiles se llevan sucediendo desde mayo de 2011.

Lugares amenazados por la guerra civil y que están incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro experimentaron el horror de los ataques. La Ciudad Vieja de Alepo, Damasco y Bosra, el Crac de los Caballeros, el Castillo de Saladino, el Sitio de Palmira y las Aldeas Antiguas del norte del país son algunos de los enclaves que más daños han sufrido. 

En 2013, también se vino abajo el minarete de la mezquita de los Omeyas, joya histórica de esta ciudad en el norte de Siria que fue lugar de intensos combates durante meses. El edificio, construido en el siglo VIII y reconstruido en el siglo XIII, ya había tuvo daños importantes en 2012. 

Las ciudades de Palmira, la antigua localidad de Nimrud o las ruinas grecorromanas de Apamea son otros tres ejemplos del paso de la guerra. Las zonas más expuestas del país han sido las que escapan al control del régimen, donde los tesoros arqueológicos han salido a la luz y los ladrones han aprovechado para robarlos.

Afganistán

Un escenario agravado por el regreso talibán

En Afganistán, durante el período de la invasión estadounidense y el de Gobierno democrático, la Unesco logró comenzar labores para recuperar joyas arqueológicas del siglo XII como el minarete de Jam. Avances que volvieron a hundirse con el regreso hace casi tres años de los talibanes al poder y, en consecuencia, el abandono de los sitios patrimoniales.

«Estuvimos 20 años reconstruyendo el minarete, pero volvieron los talibanes y se perdió el trabajo», lamenta Ottone. Por si fuera poco, en países como Afganistán no hay registros y los informes sobre las condiciones de las propiedades no se actualizan en años o incluso décadas.

Irak

La invasión de Estados Unidos lo cambió todo

El 20 de marzo de 2003 culminó, según los expertos, la destrucción patrimonial de Irak, que venía perpetrándose décadas antes frente a las desavenencias políticas y que se agravó con la guerra que inició Estados Unidos.

Ciudades como Mosul o Bagdad fueron arrasadas por las bombas norteamericanas, algo que la arqueóloga Lamia al-Gailani describió como «un genocidio cultural». La nómina de lo más visible de la desvertebración de estos territorios es espeluznante: una gran parte de las instituciones culturales, museos y edificios históricos del país fueron bombardeados, asaltados, saqueados o incendiados.