No sé si esta sensación que tengo yo es real y correcta, pero veo lo siguiente: vivimos durante un tiempo en estado de agobio, altamente preocupados por las informaciones que recibimos sobre la escasez de agua y las consecuencias que puede tener a medio, y también a corto plazo, para tantas cosas que dependen del agua como factor imprescindible, sea el regadío, sea el consumo, etc.
En esa situación hemos estado durante un largo tiempo en el que la sequía se prolongaba día a día. Recibíamos noticias sobre el nivel de ocupación de los pantanos donde están las reservas principales y cundía la alarma al saber que ese nivel descendía continuamente, sobre todo en ciertos lugares. Lo poníamos en relación con el cambio climático y el panorama se hacía aún más oscuro, pensando en que, a corto plazo, podrían coincidir la sequía y la falta de agua con olas de calor extremo, todo ello con consecuencias de alta gravedad.
Así estábamos. De repente, llegó la Semana Santa, se puso a llover como si nunca hubiera llovido, el campo se humedeció, los acuíferos se colmaron, las reservas de los pantanos aumentaron prodigiosamente, y hasta queda nieve acumulada para reponerlas cuando llegue el momento. Y volvieron las noticias felices: ya no habrá problemas para el consumo humanos y animal en los próximos meses, los regadíos y las cosechas se han garantizado, etc.
Todo en orden, todos tranquilos. Durante un tiempo dejaremos de hablar de plantas desaladoras, de trasvases entre cuencas, de posible nuevos embalses, de medidas de racionalización, de tantas cosas de las que hablamos cuando se levanta la alarma. Tampoco hablaremos de la necesidad de un plan hidrológico nacional, asunto de Estado de los de verdad, que parece olvidado. Nos basta el alivio a corto plazo para que la preocupación desaparezca o, al menos, disminuya, hasta el punto de que el problema deje de ser noticioso.
Pero en absoluto está solucionado. Las cuestiones de fondo permanecen y la alarma volverá porque las causas principales, las que tienen relación con el cambio climático de manera evidente, siguen ahí. Aunque a corto plazo miremos para otro lado.