Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Envejecimiento

28/10/2024

Los datos proceden del reciente estudio, cerrado en julio de 2024, que realiza de forma anual y continuada el Instituto Nacional de Estadística, sobre la evolución de la edad de la población en España. Me fijé en los que se refieren a nuestro ámbito regional y me quedé ciertamente impresionado. No porque no fuera predecible que en esa materia nuestra situación ofrece desde hace mucho tiempo un desequilibrio notable, comparando los tramos de edad que forman la clásica pirámide demográfica, sino más bien por la dimensión cuantitativa y cualitativa que ofrecen los datos y por las consecuencias que de ellos derivan. 

Ahí van algunos de los datos a que me refería: a 1 de julio de 2024 vivíamos en Castilla y León 2.390.321 personas, de las que 189.347 eran extranjeros, cifra sensiblemente inferior a la medida nacional. Del total de habitantes, 1.174.646 eran hombres y 1.215.675 mujeres, en una proporción bastante similar a la población del conjunto de España. En todas las provincias de la Región el número de mujeres superaba al de hombres, con diferencias pequeñas, salvo en dos casos, Segovia y Soria, donde el número de hombres era algo superior al de mujeres. Hasta ahí, todo bastante normal, salvando las distancias conocidas en cuanto a la situación demográfica.

El problema está más bien en la distribución de los habitantes por tramos de edad, que en la estadística se ofrecen por intervalos de cinco en cinco. La comparación en los extremos obedece a la lógica de natalidad, mortalidad y esperanza de vida: entre 0 y 4 años había 69.939 niños, y de más de 90 años había 59.533 ancianos. Pero subiendo de abajo hacia arriba y bajando de arriba hacia abajo, siempre por tramos de cinco años, la comparación se va haciendo un tanto alarmante: de los 50 años para arriba todos los tramos tienen un volumen de población superior que el correlativo de 50 para abajo. Así, por ejemplo, en el tramo más plenamente laboral, entre 25 y 29 años, había 106.844 personas, mientras que en el tramo inicial de la jubilación, entre 65 y 69 años, había ya 167.065; y asimismo en las correlativas comparaciones. Pues éste, ni más ni menos, es nuestro problema de sostenibilidad para el futuro; y ésta es también nuestra principal exigencia colectiva.