Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Hipotecas

27/10/2022

La prueba del nueve de esta crisis requeteanunciada va a ser el recibo de la hipoteca. Cuando empiecen a llegar las nuevas cuotas, revisadas bajo el yugo del creciente Euribor, nos daremos cuenta si las familias españolas se enfrentan o no a un nuevo periodo turbulento. El incremento de la cesta de la compra y del combustible son la avanzadilla, pero donde duele en realidad es el plazo del crédito con el que compramos la casa.

La encuesta de préstamos bancarios que el Banco de España acaba de publicar con datos a mes de octubre pone de manifiesto que las que más miedo tienen son las propias entidades financieras, que están recogiendo velas a una velocidad sólo vista durante la crisis del 2008. Menos créditos, muchos menos, condiciones más restrictivas, mucho más, y máxima prevención para evitar la morosidad que se malician podría dispararse si las previsiones de economía en picado acabaran por confirmarse.

El Banco de España piensa que el crédito seguirá endureciéndose cara a fin de año y que la tijera seguirá haciendo estragos. La velocidad en el crecimiento del euribor ha sido de tal magnitud que en tan solo unos pocos meses el índice ha alcanzado niveles insólitos por lo rápido y, sobre todo, porque hacia tiempo que no alcanzaba estas alturas. Todos quienes hayan firmado hipotecas a tipo variable en los últimos, pongamos, seis años, van a recibir el soplamocos de doscientos o trescientos euros más al mes.

Esto también le ocurre al Estado, pero como el erario parece no ser de nadie, a nadie parece importarle aún que se estén disparando los costes de financiación de la deuda. Si el estado fuera una familia y el gobierno su cabeza, ya andarían previendo recortes en previsión de que haya que detraer pasta de otros sitios para atender a los acreedores. Pero ya se sabe: lo que es de todos no es de nadie y a nadie parece importarle. Ya verán qué pronto este cuento cambia tambien.