El abogado Aquilino Conde recuerda que en una ocasión tuvo que estar toda una tarde en la casa de un matrimonio que se encontraba en trámites de divorcio acordando cómo se repartían los muebles y hasta las cintas de casete. «No sé si tendrían 300. El compañero que también estuvo y yo lo recordábamos siempre que nos veíamos», cuenta este letrado segoviano. Los divorcios no son sencillos pero, en contra de la idea instalada de que tienen que ser contenciosos, la realidad es que la mayoría se firman de mutuo acuerdo.
En Segovia, seis de cada diez en 2023, según las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). «Cuesta trabajo porque los abogados tenemos que ponernos de acuerdo en función de los intereses de nuestros clientes, pero al final los clientes entienden que efectivamente es mucho mejor hacer un convenio regulador y llegar a acuerdos en las relaciones paterno-filiales y en las relaciones económicas que no ir a un procedimiento judicial contencioso que tiene sus consecuencias y que ya no depende de los propios interesados sino de lo que dicte un juez», explica Conde.
El primer factor que explica la prevalencia de los divorcios de mutuo acuerdo frente a los no consensuados es el temporal. Mientras que, en los primeros, la sentencia judicial está lista en un mes aproximadamente -algo más si hay menores implicados, porque tiene que pronunciarse la Fiscalía-, en los que llegan a un litigio ese plazo se puede alargar por encima de los ocho meses... O más, ya que las partes tienen la opción de recurrir.
La motivación económica también ayuda a explicar las estadísticas. A mayor entendimiento, menor necesidad de recurrir a mediadores. Es decir, un matrimonio que se rompe puede alcanzar un acuerdo y formalizar su disolución contratando a un solo abogado. En el extremo opuesto, los gastos se disparan: dos abogados, dos procuradores, más trabajo y por tanto mayores honorarios... El sentido común se impone, lo que no quiere decir que estos procedimientos sean una balsa de aceite.
«Yo he tenido un procedimiento en el que el marido había dicho que se llevaba a la mascota, pero luego dijo que no. Y la mascota ha estado casi un año y pico en una guardería de perros hasta que al final se la ha adjudicado la esposa creo recordar», cuenta Conde, quien no obstante señala que en los divorcios hay un denominador común: «Por lo general, lo normal es que un matrimonio tenga una vivienda, que esté pagando la hipoteca, que tenga dos coches y que tenga dinero en las cuentas. Si no alcanzan un acuerdo, normalmente el uso de la vivienda familiar, se lo adjudica el juzgado al cónyuge que tiene menos ingresos económicos».
Una sentencia de 2013 del Trinbunal Supremo declaró como doctrina jurisprudencial que la custodia compartida «habrá de considerarse normal e incluso deseable», ya que «permite que sea efectivo el derecho que los hijos tienen a relacionarse con ambos progenitores, aun en situaciones de crisis, siempre que ello sea posible y en tanto en cuanto lo sea». «La guarda y custodia monoparental, que antes eran regla general y para la madre, ahora son casi la excepción salvo que haya alguna situación que el juzgado entienda que no puede ser así», apunta el abogado del Bufete Conde & Fuentetaja.
Sin embargo, los datos del CGPJ muestra que el número de procedimientos de guarda y custodia de hijos no matrimoniales contenciosos supera a los consensuados. «No sé el motivo pero es verdad que a veces, cuando se presenta la demanda, luego el procedimiento se reconduce a veces», destaca el mismo abogado. Por partidos judiciales, el de Segovia fue el que tramitó más divorcios el año pasado (156), seguido por el de Santa María la Real de Nieva (26), Cuéllar (26) y Sepúlveda (15). El número de separaciones ha pasado a ser residual en los últimos años (nueve en toda la provincia en 2023). La separación supone el cese de la convivencia con el mantenimiento del vínculo conyugal.