Tras la incertidumbre de los cinco días de encierro de Pedro Sánchez, decidiendo su futuro, con Ferraz al borde del paroxismo y un PP frotándose las manos por si caían unas elecciones anticipadas, nada ha cambiado.
Bueno si: se ha incrementado el ruido de las panderetas de la política patria que ahora resuenan allende las fronteras. Con su proverbial recato en él lenguaje, al ministro Oscar Puente, que no tiene competencias en política exterior, no se le ocurrió otra idea más brillante que hablar de la ingesta de determinadas sustancias por parte del ultraderechista y también desatado presidente argentino Milei. La respuesta ha sido inmediata: sacar a relucir los "problemas" de la mujer de Pedro Sánchez, y acusarle, también, de "poner en peligro la unidad del Reino", al pactar con separatistas, y de otras milongas del mismo cariz.
Y otros que tienen problemas a nivel internacional son las comunidades gobernadas por el PP, con apoyo de VOX, y donde estos últimos pretenden sustituir la ley de memoria democrática por un invento al que denominan "Concordia", con el que pretenden hacer desparecer el mapa de las fosas donde fueron arrojados los cadáveres de las víctimas de la dictadura. Ha tenido que venir un relator de Naciones Unidas, Fabián Salvioli, curiosamente argentino como Milei pero en el otro bando del espectro ideológico, en el de la defensa de los derechos humanos, para denunciar el revisionismo del proyecto de VOX y su intento por descartar que Franco fuera un dictador. Conclusión: "España puede ser condenada en foros internacionales". No teníamos bastante dentro como para sacar a relucir las vergüenzas fuera.
Y, por último, en esta exhibición de país de pandereta, sale el tema patrio por excelencia: la Fiesta Nacional, la tauromaquia. A la chita callando, sin contárselo a sus socios de Gobierno, el ministro de Cultura, Urtasun, miembro destacado de Sumar, ha decidido, "porque son mis competencias" eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia. La derecha se ha puesto en pie y ha gritado que, allí donde gobierne, instaurarán nuevos premios a las gestas en la plaza. Que más querían los de Abascal que tienen un torero con cargo autonómico...
La polémica ha llegado hasta Castilla la Mancha y Garcia Page, que seguramente recordaba que el premio lo había creado Rodriguez Zapatero cuando estaba en la Moncloa, va a conceder uno similar desde Toledo. ¿De verdad este país y sus sufridos ciudadanos no tienen otros problemas que estas batallas?