El almacén donde habita el olvido

M.Galindo
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La oficina de Objetos Perdidos de la Policía Local recogió el pasado año un total de 440 enseres extraviados en la calle, la cifra más elevada registrada en los últimos cinco año

La Policía Local se encarga de la custodia y el almacenaje de los distintos enseres que llegan a la oficina de objetos perdidos. - Foto: Rosa Blanco

La cartera, las llaves, el teléfono móvil, un paraguas… son objetos cotidianos que forman parte de la indumentaria cotidiana de cualquier persona.  Tan es así, que en muchas ocasiones se descuida su  ubicación por cualquier causa y su pérdida origina un importante quebranto para su propietario, que - al igual que en otras circunstancias de la vida- no lo echa de menos hasta que lo pierde.


El Código Civil, en su artículo 615, regula el procedimiento a seguir en el caso de hallazgo de algún objeto, de manera que «el que encontrare una cosa mueble, que no sea tesoro, debe restituirla a su anterior poseedor. Si éste no fuere conocido, deberá consignarla inmediatamente en poder del Alcalde del pueblo donde se hubiese verificado el hallazgo».

Quizá para evitar una sobrecarga de trabajo para los regidores, los ayuntamientos han dejado en manos de su Policía Local la gestión de los objetos perdidos a través de oficinas específicas que documentan y custodian todos los que van llegando con el fin último de regresar a sus propietarios si ello fuera posible.

La concejala de Seguridad del Ayuntamiento de Segovia, Raquel de Frutos,  señala que en 2022 llegaron a la oficina un total de 440 objetos de distinta índole, bien a través de personas que los depositan directamente en el cuartel o se lo dan a agentes de patrulla para que lo lleven.

En otras ocasiones son los propios policías locales quienes hallan en la calle enseres aparentemente sin dueño y lo trasladan a sus oficinas, o en las consignas de estaciones de transporte.

La estadística señala que la cifra de objetos perdidos registrada el pasado año fue la más elevada de los últimos cinco años, ya que en 2021 fueron registrados 401,  en 2019 fueron 374 y en 2018 un total de 366.

La cifra más baja se registró en 2020, donde la pandemia también mermó las cifras, registrándose 291 objetos perdidos. De Frutos señaló que en el primer trimestre de 2023 los datos apuntan a que se superarán las cifras del pasado año, ya que ya se han contabilizado 142 enseres perdidos o abandonados en las calles, siendo el mes de febrero el que mayor número de pérdidas ha registrado, con 54 objetos entregados.
Tipología La tipología de los objetos que llegan a la oficina es «la normal», según asegura la concejala, que señala que las carteras con documentación, prendas de ropa, llaves y teléfonos móviles acaparan la mayor parte de los olvidos ciudadanos.

Así, en 2022 se registraron 94 carteras con documentación, 10 bolsos y monederos, 33 teléfonos móviles, siete relojes y ocho carpetas con documentación.

Como dato curioso, el lugar en donde se suelen encontrar mas objetos perdidos es el cuartel de la Policía Local, en la calle Guadarrama, ya que «la mayoría de los que llegan lo hacen directamente allí, y el hallazgo se registra en el propio cuartel»; pero son las calles más transitadas de la ciudad en  las que se pierden más cosas.

El Azoguejo, la Plaza Mayor, Padre Claret, Ezequiel González, Avenida del Acueducto o la Calle Real  son donde se documentan el mayor número de hallazgos, teniendo en cuenta que «son las que mayor número de personas registran, tanto segovianos como visitantes».

El protocolo que se sigue una vez que llega el objeto tiende a facilitar la entrega a su propietario. Así, la concejala explica que en el caso de las carteras en las que se halla algún tipo de documentación «la Policía Local se pone en contacto con la dirección hallada para avisarle de que se ha encontrado».

Para los móviles, la cosa se complica porque «si está bloqueado o no tiene batería, no podemos averiguar de quién es». De este modo, en ocasiones se exige la identificación a través del código PIN o el IMEI del terminal; aunque la concejala indicó que  en su mayoría «son móviles de escaso valor o muy antiguos, que no suelen ser reclamados».

La legislación señala que el máximo tiempo que pueden permanecer en custodia es de dos años, y a partir de ese tiempo, si no es reclamado por nadie, o se destruye o se informa a la persona que lo ha traído por si quiere reclamarlo.

En el resto de objetos perdidos, la identificación positiva de los enseres suele ser suficiente en el caso de llaves o prendas de ropa, y no se suele exigir ningún comprobante salvo que haya dudas razonables, asegura De Frutos.

En el anecdotario de la oficina, la concejala señala que «nos han entregado cosas que parece difícil que puedan perderse u olvidarse como una silla de ruedas, un carrito de bebé, un audífono u ordenadores portátiles, pero que finalmente han sido recuperadas por sus dueños».

La discreción hace que las historias de las pérdidas queden en el anonimato, pero la concejala señala que «a veces las cosas se pierden y otras pueden ser olvidos intencionados»… sic transit gloria mundi.