No, Pedro Sánchez, como, por otra parte, la mayoría de los primeros ministros europeos, no estará en el Capitolio asistiendo a la toma de posesión del hombre más poderoso del mundo. No solo no ha sido invitado, sino que quien sí lo ha sido en representación de la política española es Santiago Abascal, el líder de Vox irreconciliable con Sánchez. Como, por otro lado, lo son otros 'invitados especiales', el argentino Milei, por ejemplo. O el personaje más rico (y pintoresco) del planeta, Elon Musk, el 'líder de la internacional ultraderechista' contra la que se ha alzado, o parece que pretende hacerlo (¿?), Sánchez.
No, Sánchez no estará en esta especie de cónclave 'ultra', así lo califican en ámbitos de Moncloa, que será la toma de posesión de Trump, inquilino de la Casa Blanca durante los próximos cuatro años, si nada impensable sucede, que lo impensable es el signo de los tiempos. Sánchez, ironías del destino, estará este martes en el foro económico de Davos, el tempo de la economía 'de siempre' que es lo que Trump pretende, sin demasiado disimulo, derribar. Nos dicen que allí el presidente del Gobierno de España lanzará un mensaje alternativo, propio del hombre que quiere convertirse, parece, en el campeón, toma ya, de la causa contraria a lo que se predicará este lunes en Washington. Europa, la mayoría de una cierta Europa, la que nos es más próxima, estará refugiada en la localidad suiza el martes, día en el que se inaugura formalmente el mandato de Trump y sus 'tycoons'.
Sánchez, que se está lanzando a tumba abierta a una carrera con futuro incierto -ya digo que vivimos en la época de las incertezas-- , llega a Davos tras haber descabezado, de golpe -tómese la palabra por la acepción que a cada cual más le guste-una de las compañías españolas más internacionales y estratégicas, Telefónica, colocando a su frente a alguien que sin duda va a remar 'a favor'. No quisiera hacer juicios apresurados y, por tanto, diré que ignoro si esto es un paso más en la 'colonización del Estado' que denuncia la oposición; pero sí sé que el presidente acude a la 'cumbre' económica por excelencia con el diseño de un Estado nuevo, que en La Moncloa se califica de 'socialdemócrata', pero que no estoy seguro de que responda a un estricto criterio de división de poderes, entendida esta como un deslinde de los campos del poder, un mecanismo de controles que en España está cada vez más debilitado.
Ultraliberalismo de Trump y sus 'ultrarricos' frente a ¿estatalismo?. No acierto muy bien a definirlo, la verdad. Si sé que estamos ante un abismo de criterios y proyectos seguramente irreconciliables. Y que muchas señales de alarma se están encendiendo. Hay un mundo nuevo, desconocido, que nace este lunes. Y lo que podríamos llamar 'la otra opción' , la conocida,se refugia en Davos, inaugurando un último tercio del primer mes de 2025 que va a ser, dicen todos, los unos y los otros, de aúpa.