Las cifras cantan. El número de víctimas mortales registrado el pasado año en accidentes sufridos por motoristas creció un 19 por ciento, pasando de los 254 registrados en 2022 a los 299 fallecidos contabilizados en los pasados 365 días. El progresivo aumento de víctimas mortales entre los moteros ha obligado al Gobierno a proponer una batería de medidas orientadas a mejorar la seguridad vial en las carreteras para bajar las cifras de siniestralidad en los vehículos de dos ruedas.
El Reglamento General de Conductores establece hasta la fecha la posibilidad de conducir motocicletas con una cilindrada máxima de 125 centímetros cúbicos a los conductores de vehículos con permiso B de más de tres años de antigüedad sin establecer restricciones.
De esta manera, muchos conductores han optado por cambiar el coche por una moto de esta cilindrada que se desenvuelve muy bien por la ciudad y obtiene unas apreciables prestaciones en carretera en distancias no excesivamente largas. El pasado 4 de enero, el ministro del Interior Fernando Grande Marlaska anunciaba que el Gobierno estudia implantar un curso obligatorio para los conductores que quieran conducir una motocicleta de esta cilindrada, e incluir en la actualización de los cursos de recuperación de puntos un perfil específico para los motoristas que han perdido su saldo de puntos.
Según un estudio realizado por UNESPA, la asociación empresarial del seguro, bajo el título 'Las dos ruedas en España', en Segovia el 30 por ciento de los vehículos que circulan en la provincia son motocicletas - algo más de 10.000- y de esta cantidad, cerca del 10 por ciento son escúteres cuya cilindrada mínima es de 125 centrimetros cúbicos. El trabajo realizado por la patronal del seguro señala que la antigüedad media de este tipo de motos en la provincia supera los 14 años, lo que sitúa a Segovia entre las 10 provincias españolas con el parque de motos más envejecido.
Sin ser Segovia la provincia de las que mayor parque de motos tiene en España, lo cierto es que su uso se ha intensificado como alternativa más cómoda y económica, con lo que también ha aumentado el potencial riesgo de accidentes que, por las especiales características del vehículo hace que su conductor sufra en primera persona las consecuencias de un accidente.
Pedro Pastor, jefe provincial de Tráfico, señala la necesidad de que los conductores «tengan unas nociones básicas a la hora de conducir una moto no sólo para poder aumentar su seguridad, sino para poder responder de forma eficaz a cualquier contingencia que pueda surgir en el tránsito con una motocicleta». Asimismo, asegura que el pasado año sólo se registró una víctima mortal por accidente de moto, y no fue en esta cilindrada.
Pastor precisa que el curso «es algo que todavía está en estudio, pero su implantación no tiene ningún afán coercitivo ni recaudatorio, sino la posibilidad de ofrecer herramientas que permitan garantizar la seguridad de un colectivo muy vulnerable como es el de los moteros».
Asimismo señaló que la posibilidad de realizar cursos es ya una realidad en varios países europeos, y cuenta con el apoyo de las asociaciones y colectivos de moteros que consideran necesario acabar con la 'carta blanca' que permitía a los conductores acceder a pilotar una moto sin tener ningún curso previo.
Esta afirmación es corroborada por asociaciones como la Unión Internacional para la Defensa de los Motoristas, que advierten del «elevado riesgo» que supone incorporar al tráfico conductores sin formación acreditada, y lamentan que «se haya mirado a un lado hasta la fecha" para autorizar la conducción de vehículos de estas características.