"La lectura siempre me ha servido para sentirme comprendida"

María Albilla (SPC)
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ENTREVISTA 'Carpe diem' es el grito juvenil por antonomasia que invita a vivir el momento, a exprimir cada minuto como si fuera el último. En esencia, eso es a lo que anima Inma Rubiales en 'Todos los lugares que mantuvimos en secreto'

«La lectura siempre me ha servido para sentir comprendida"

A sus tiernos 21 años, la escritora Inma Rubiales continúa imparable su carrera en la literatura juvenil. Y lo demuestra con su séptima novela, una deliciosa historia de amor ambientada en Finlandia que anima a aprovechar cada instante de la vida de la mano de Maeve y Connor. 

¿Que la vida es demasiado corta como para no disfrutar de ella es una gran moraleja y una lección que conviene aprender temprano?

Sin duda. Este libro es sobre eso, sobre saber disfrutar de esos momentos especiales, encontrar la felicidad en las pequeñas cosas y, sobre todo, aprovechar el tiempo al máximo.

Maeve y Connor hacen una lista de deseos que quieren cumplir en su vida. Dígame, por ejemplo, tres que quieras cumplir tú.

Ser feliz y saber disfrutar de cada momento es mi mayor deseo, supongo que como el de todos. Luego, me gustaría seguir viviendo de la escritura, que es un sueño. 

¿Cómo llega una joven de Almendralejo, Badajoz, a Sarkola, en la Laponia finlandesa?

Fue una chispa, algo del destino... tenía claro que quería ambientar Todos los lugares que mantuvimos en secreto en un sitio con cabañas, un lago, nieve... Un lugar que me obligara a documentarme porque no lo conociera. En mis anteriores novelas el escenario no era importante, pero cuando empecé a planear esta me surgió ese gusanillo de buscar un lugar especial. Estuve buscando en internet y, de repente, un día una amiga me dijo que había estado en Finlandia. Yo solo sabía que allí hacía frío y nevaba. Esa noche, por curiosidad, me metí en Google Maps y solté al muñequito en un punto aleatorio del país y cayó en Sarkola. Allí había una cabaña, un bosque, lagos, nieve... ¡era justo lo que buscaba!

Comenzó publicando en Wattpad, elige los escenarios a golpe de clic  y se documenta hablando con ciudadanos locales por redes sociales… ¿Otra generación de escritores, otros métodos?

Yo hago lo que puedo con las herramientas que tengo a mano, en este caso internet y las redes sociales. El mundo va evolucionando y estas herramientas lo hacen con él, por lo que todos nos vamos adaptando.

Esta es tu séptima novela y solo tienes 21 años. ¿Tu vida ha sido siempre escribir?

Siempre he sabido que quería ser escritora. De hecho apuntaba maneras desde que era pequeña porque estaba obsesionadísima con las palabras difíciles y rimbombantes. Yo iba por ahí diciendo: '¡Buah, mamá, esto es espléndido!' o 'Esto me resulta apabullante'... Era una niña insoportable, todo hay que decirlo, pero me encantaba leer, ir a la biblioteca una tarde, sacar un libro y devolverlo solo unas horas después para poder sacar otro y leerlo por la noche. Mis regalos siempre eran libros...

¿Y cuáles son tus referentes?

Casi todo lo que he leído es literatura juvenil. Tengo 21 años y ahora voy leyendo más clásicos. Me gusta mucho, por ejemplo, Una habitación propia, de Virginia Woolf, que me ha marcado muchísimo. También Jane Austen, por supuesto... Una de mis autoras de referencia es la escritora de Los juegos del hambre, Suzanne Collins. Alucinaba con ella.

En la novela presentas a una joven cansada de una anodina relación con su pareja, a la que todos los días le parecen iguales y enredada en temas del pasado. ¿Crees que los dilemas que tiene el individuo son similares independientemente de la edad de la que hablemos? 

Claro que sí. Creo que lo que hace que la gente venga a las firmas de los libros y me diga que ha conectado mucho con algunos de los personajes de mis novelas es que se escriben desde la honestidad, desde cosas mundanas que me han pasado a mí, pero que también les podían pasar a ellos. Eso hace que las personas se sienten comprendidas por mis personajes. En realidad es fácil ponerse en la piel de los demás. A mí la lectura siempre me ha servido para sentirme comprendida y la escritura también.

El dolor y el trauma que le causa a Maeve la muerte de su madre es el motor para tomar decisiones. ¿Cómo crees que afectan en la vida los asuntos que no zanjamos?

Tener asuntos no resueltos condiciona el futuro y alimenta los miedos y las inseguridades. Me asesoro mucho para hablar de los temas de salud mental en mis libros.

Y tiene una gran asesora...

Mi madre, mi madre... Ella es psicóloga y es mi referente en muchas cosas. Ella fue la primera lectora de esta novela y me iba orientando al tratar ciertos temas más delicados. Al final yo soy escritora y utilizo lo que aprendo en los personajes. Creo que es sensato reconocer que hay cosas que uno no sabe.

Tu abuela también es un referente para ti. ¿Por qué?

Mi abuela materna fue la fundadora de la Confederación de Salud Mental (Feafes). Yo creo que por eso me parece tan importante cuidar este aspecto en mis novelas.

«Utilizo la escritura para vencer miedos». ¿Cuáles son?

Mis miedos van cambiando con el tiempo... Ahora quizá uno de mis temores es que noto que está arrancando mi vida más de verdad, mi vida adulta. Esta incertidumbre es buena, pero al mismo tiempo me da miedo. Y esto creo que se plasma en mi novela.

Dice que todos los libros «dejan algo pequeñito en nosotros». ¿Qué te  gustaría que dejara el suyo?

Me gustaría que los hiciera sentir mucho y que diera cierta paz a los lectores. Abrir un libro y que se silencien un rato los pensamientos es algo maravilloso, pero sobre todo, que disfruten todo lo que puedan de la vida.