Pocos amigos como Koldo García. José Luis Ábalos debería pisar el suelo que pisa el ex guardia de seguridad de discoteca al que fichó para que le ayudara como "hombre para todo" y le convirtió en su asesor cuando fue nombrado ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE.
Por el Madrid político se rumorea que Koldo puede empezar a contar las verdades del barquero, que conoce como nadie. Puede crear problemas no solo a su mentor y amigo, sino también al propio presidente de gobierno. Tuvo relación con él desde que, con la ayuda de Ábalos, se preparaba para recuperar primero la secretaria general del PSOE tras su expulsión y, después, para hacerse nada menos que con la presidencia del gobierno. Koldo es uno de esos personajes que valen más por lo que callan que por lo que cuentan, pero nadie está libre de que en un momento dado, si se ve muy apurado, empiece a contar lo que sabe.
No solo de Ábalos. El ministro le hizo importantes confidencias y también importantes encargos; que hoy se han convertido en una losa para el asesor, al que investiga la UCO con un empeño encomiable. La Justicia analiza los informes con lupa, y más de uno tiembla ante el temor de verse descubierto.
Mucha gente mataría por tener un amigo como Koldo. Mientras otros políticos han nombrado asesores a familiares y amigos cuando ocuparon altos cargos, y no todos hicieron un esfuerzo excesivo para demostrar que efectivamente se ganaban el sueldo, Koldo no solo se ocupaba de hacer gestiones a gran y pequeño nivel -organización de viajes, contactos con otras instancias de la Administración y solución de problemas que parecen menores, pero necesitan dedicación y tiempo- sino que iba mucho más allá en sus tareas. Manejaba docenas de cuentas corrientes con las que hacía pagos en nombre de Ábalos y recibía ingresos para su jefe y para él mismo. Buscó chalets para que Ábalos veranease con su familia, piso para algunas de sus amantes y trabajo para ellas en empresas dependientes del ministerio. Una, al menos, Jessica, nunca trabajó, pero recibía puntualmente su salario.
Se ha ocupado también Koldo de dar a los hijos de Ábalos el dinero de bolsillo y de algo más que bolsillo, y en su despacho del ministerio recibía a más altos cargos que el propio ministro. Le solucionaba asuntos que suelen llevar mucho tiempo y que Koldo García resolvía en un abrir y cerrar de ojos. Le hacía de chófer, se ocupaba de las reservas de almuerzos, cenas y celebraciones con familiares y amigos. Como buen asesor, controlaba que no llegaran hasta el despacho de ministro los habituales moscones que piden favores y prometen comisiones a cambio. Lo resolvía él mismo.
Ha descubierto la UCO que contaba Koldo con un buen patrimonio inmobiliario, aunque no tanto como el de su jefe. Lo merecía: Koldo estaba en todo, resolvía todo. Quien tuviera un asesor tan eficaz y diligente…