Las proclamas propagandísticas de Sánchez los fines de semana suelen topar cada lunes con las realidades cotidianas. Igual pasa con la verborrea político-declarativa y sus corifeos papagayos en cuanto asoma un auto judicial o imputados y testigos se sientan ante un togado.
Así que solemos acabar la semana con Sánchez dando proclamas por las teles, flanqueado por la claque de su coral ministerial, ahora ungida y "ennoblecida" por su dedo como "barones" territoriales, aunque como aquel Juan, Sin Tierra. Y empezamos la siguiente, como quedó el viernes anterior: con los jueces en lo suyo, el cerco cada vez más estrecho y las tuercas más apretadas. Y no porque sean todos, como han ordenado que relinche la muletada, unos fachas, sino porque es su obligación de jueces.
Lo que está cada vez más a la vista es que el volcán que el PSOE y el Gobierno tienen bajo sus pies sigue arrojando porquería incandescente y no para. El derrame de lava puede parecer que va lento, pero que se lo pregunten a Ábalos que ya tiene la colada a los pies y veremos que pasa cuando le empiece a oler su propia piel a socarrina. De las explosiones, bombas y cenizas ya se encarga Aldama.
Ese cráter, además, tiene muchas bocas y otras que se irán abriendo y no deja de resultar un disparate que, para taparlas, como es el caso de Torres, el canario ahora ministro, sea uno de los primeros que puede ser engullido por ellas. Basta, pues, que le sigan poniendo micrófonos. Sin olvidar tampoco a Armengol, Marlaska, Reyes Maroto, Montero @Cia que también están en lista de espera.
Ahora, sin embargo, el derrame que les da más miedo y por ello más se desgañitan, es el de "su" Fiscal General de Estado. El mantra que salmodian de que es un disparate el que se persiga a quien persigue los delitos es en sí mismo una estupidez tan supina que se responde por sí sola. Se le persigue no por perseguirlos, sino por haberlos cometido. Presuntamente claro. Pero con testigos que lo han declarado y son también fiscales. La semana anterior acabó socarradito y esta la empieza con parecido olor a chamusquina. Borrar los mensajes, hacer desaparecer el móvil e intentar lo que sea para que no pueda recuperarse lo que allí había, más que prueba de inocencia es de una culpabilidad muy negra.
Cierran la reata el "hermanito" y la señora. No sé lo que los jueces acabarán determinando, si hay falta o delito, pero lo que si está ya más que claro, que Begoña ha hecho cosas que no debía ni para las que tenía capacitación necesaria, ha utilizado recursos públicos que no podía y ha abusado de ser la mujer de su marido.
Y lo del "músico" ¿qué quieren que les diga? Que no sé si eso tiene pena y castigo jurídico, pero no hay ni la más mínima duda que es un caso de libro de enchufe, de jeta y de tener un morro que se lo pisa. Eso no se lo quita nadie y menos cuando, el tal David, va y habla. Entonces ya no queda ninguna. Y si la hubiera esta ya desparece del todo si, encima, se pone a tocar el piano.
La semana que viene, ni lo duden tampoco, seguiremos con lo mismo y parecida secuencia. Es nuestra habitual "Semana de la Marmota". No salimos.