El eslogan de 'Agua para todos' se hizo popular por el uso que hacen los murcianos, que piden que se ejecuten los trasvases de agua para su rica huerta pueda producir y mantener su pujante industria turística en un clima semiárido. El agua es imprescindible para la vida y para el desarrollo económico de los territorios. En un proceso de cambio climático, que en España implica temperaturas cada vez más altas y lluvias más escasas, cobra más importancia si cabe.
Estas semanas la atención informativa de Segovia está poniendo el foco en las infraestructuras hídricas. Los problemas que arrastra desde lejos la presa de El Tejo en El Espinar, parecen haber llegado a su punto culminante. Hay peligro de rotura y arrastre de aguas valle abajo. Por precaución o por responsabilidad, se plantea el vaciado de la presa que está incrustada en plena Sierra del Guadarrama, y afrontar las reparaciones necesarias para su mantenimiento, algo fundamental para el abastecimiento del municipio de El Espinar, el más populoso de la provincia después de la capital.
Del tema de la propiedad lo dejamos para otra ocasión, pero en la actualidad que está todo registrado e inscrito en el catastro… da que pensar. ¿Alguien ha perdido una presa? Razón aquí.
Una vez visto que El Tejo no da más de sí, hay que resolver el abastecimiento de los espinariegos y sus veraneantes, que no son pocos en los meses estivales. Y en ese punto se recurrirá al embalse de Puente Alta, o como le conoce la mayoría, de Revenga. El problema es que las dimensiones no son muy grandes y de él beben muchas localidades, desde Segovia capital hasta los pueblos de la falda de la Mujer Muerta o Pasapán, especialmente en verano, cuando los afluentes que manan de la montaña se secan y coinciden con el incremento de vecinos y riegos en pleno estío.
Y como si fuera una hilera de fichas de dominó, en caso de falta de agua en Segovia, la capital tendría que tirar más del Pontón Alto o de los pozos de Madrona, aquellos que solucionaron las sequías de mi niñez, en las que había que recoger agua en cubos, porque por las noches se cortaba para ahorrar.
Y todo eso, en un año de pocas nieves, y en las que ponemos velas para tener una primavera húmeda, como fue la pasada, esperando que nos respete los días claves de la Semana Santa (Aquí apunte cofrade que se acerca la Cuaresma)
En este punto mi reflexión es: ¿Cómo es posible que la misma montaña que es capaz de dar de beber a siete millones de habitantes en su ladera sur, no es suficiente para 150.000 en la vertiente norte? La respuesta es sencilla. Porque Segovia no tiene las infraestructuras necesarias.
En la Comunidad de Madrid, tienen la suerte de contar con el Canal de Isabel II y una magnífica red de embalses, depósitos y conducciones que les permite presumir de tener un agua pública de gran calidad. En Segovia en cambio tenemos la misma agua o más, pero sin los embalses y los sistemas de conexión, que hacen que en determinados momentos del año o épocas de sequía, se pase sed.
Amén del problema que supone para el desarrollo del territorio. No se pueden construir nuevos barrios o la llegada de empresas porque no se garantiza el abastecimiento de agua.
Cuando se hablan de nuevos embalses, siempre llegan con polémicas, puesto que nadie quiere ver su término municipal bajo las aguas y las temidas expropiaciones, es el caso de la presa del Cigüiñuela entre Trescasas y Torrecaballeros. Yo no lo veo, ya que hablamos de un arroyo, que muchos meses está seco y apenas tiene vaso donde recoger gran cantidad de agua.
Otro problema es el impacto ambiental que suponen ciertas infraestructuras. Así se ha descartado en el pasado el recrecido de la presa de Puente Alta en Revenga, cuando siempre he pensado que era una solución ideal. Aumentas las reservas en un espacio ya dedicado a embalse de agua, que supongo que eso limitará el impacto ambiental. Si encima se construye la pared del pantano unos metros más allá, se puede hacer de modo que la carretera nacional lo corone, y de rebote quitas un tramo de curvas peligrosas y sombrías.
Una solución parecida se pide para la presa de El Tejo, que como sucede con nuestros ríos serranos, se desbordan de agua en el deshielo, y apenas fluyen en verano.
Lo cierto es que el agua es necesario, y todo lo que se invierta en contar con ese recurso, será bienvenido para todos y para las generaciones venideras. Eso sumado a políticas de ahorro, depuración, renovación de tuberías y una mayor conciencia del uso por parte de todos es la forma de no morir de sed en el futuro.