David Matarranz

Segovia Pasión

David Matarranz


Navacerrada, abierta

10/02/2025

Los inviernos ya no son como antes. La nieve ya no cae con la frecuencia y cantidad que acostumbraba. Los sabemos los que tenemos unos años por la experiencia personal, y porque los científicos recogen datos objetivos de precipitación y temperatura que lo demuestran. Luego están los que niegan el cambio climático, y piensan que no hay mayor problema. Todo es cuestión de poner el aire acondicionado para soportar ese par de grados más de calor. La cuestión es que todavía no se ha inventado el aire acondicionado que pueda enfriar un cultivo o una ciudad entera.

Si hace años la estampa de la vertiente norte de la Sierra del Guadarrama era que estuviera nevada casi de continuo desde los Santos en noviembre hasta primeros de mayo. Ahora nos tenemos de conformar con disfrutar de las cumbres de color blanco durante unas semanas del más crudo invierno. Es el auténtico embalse de la provincia de Segovia. Esas nieves serán las permitirán que los ríos de la provincia tengan caudal durante los meses de primavera y verano. Desde el Moros por El Espinar, hasta el Riaza en el nordeste de la provincia. Los ríos Eresma, Pirón, Cega y Duratón que apellidan a tantos pueblos de Segovia, son los que riegan nuestros campos y rellenan los acuíferos de los que bebemos todo el año.

Por eso levantar la mirada hacia la Sierra de Guadarrama, es un gesto habitual de cualquier segoviano. Siempre dominando el paisaje. Tan importante es que en el mismo centro de Segovia tenemos un balcón para admirarla, como es la Canaleja. Son muchos los turistas que en su paso por la Calle Real, se quedan exhaustos ante el paisaje que ofrece la montaña, que se presenta de repente en una calle turística y comercial. Por eso nos duele tanto a los segovianos cuando en un informativo de televisión o radio nacional se menciona la Sierra del Guadarrama con el apelativo de la 'Sierra de Madrid'. Es un topónimo que no existe nada más que en la mente cateta de muchos madrileños. Podríamos dar un pase a lo de sierra madrileña, pero la sierra se llama del Guadarrama, del mismo modo que nadie dice la Sierra de Segovia, aunque por historia y hasta hace no mucho, si algo ha sido, es segoviana.

Nos duele cuando invaden la sierra los denominados por algunos como 'pumas'. Con casi siete millones de habitantes que tiene la Comunidad de Madrid, da para invadir la Sierra de Guadarrama, Gandía, Benidorm, Toledo y el territorio que se propongan. Por eso cuando se junta la combinación de fin de semana y nieve, ya tenemos el circo montado en el Puerto de Navacerrada.

Desde primera hora se llena de madrileños que buscan pisar nieve a menos de media hora de la capital. Y son capaces de madrugar y atascar una carretera regional de cierta importancia entre dos comunidades autónomas. Este hecho se ha potenciado en los últimos años, con la llegada de miles de ciudadanos llegados de países latinoamericanos, los cuales muchos de ellos solo han visto la nieve en las películas de Navidad. Entiendo el gran atractivo que tiene para muchos llegados de climas caribeños. Es algo así como Aureliano Buendía, el protagonista de 'Cien años de soledad' del premio Nobel, Gabriel García Márquez, que en el momento de su fusilamiento recordaba cuando se padre le llevó a conocer el hielo, como lo más exótico que había visto en su vida. El problema viene de la gestión de esa avalancha humana, la cual se gestiona con un corte de carretera para todos, vayan a conocer la nieve o no, una vez se llenan los aparcamientos. Si tienes que ir a trabajar, o usar una carretera regional porque es la que más te conviene para cruzar a un lado u otro de la sierra, ese día te toca dar un rodeo de 50 kilómetros más. Eso provoca perjudicados añadidos, como son los restaurantes de la 'Costa del Cordero' que va desde La Granja hasta Pedraza. Muchos de sus clientes desisten de cruzar el puerto, generando cancelaciones y pérdidas.

Sorprende esa medida, más viniendo de la tierra de la "libertad" como se autoproclamó Isabel Díaz Ayuso en los momentos más duros de la pandemia. Bares abiertos y cañas para todos, aunque los muertos por contagio de COVID estaban a la orden del día. En el caso de Segovia, si nieva en Navacerrada, cierran el puerto y que los segovianos se busquen la vida. Como si para evitar los hurtos en los supermercados, la decisión es cerrarlos todos, y así ya no hay robos. Decisión salomónica. Espero con ansia la gran nevada de este año, si es que llega. Pero también espero que en ese caso las autoridades madrileñas opten por gestionar de otro modo la asistencia de coches y personas a Navacerrada. Más cuando hay tren y autobús público para acceder a la montaña. Y si no, tendrán que aplicar medidas más coercitivas, como las multas y las sanciones a aquellos que aparquen donde no debe o bloqueen una carretera. Yo cuando voy a Madrid, no aparco en la Puerta del Sol, porque sé que menos de cinco minutos mi coche se lo ha llevado la grúa.