Los que siguen de cerca las cuestiones de la economía y el mundo empresarial son los más autorizados a dar opinión sobre el último movimiento que promovido desde La Moncloa: forzar la marcha del hasta ahora presidente de Telefónica Álvarez Pallete y sustituirlo por el hasta ahora presidente de Indra, Marc Murtra, próximo al PSC, el único partido que da alegrías al jefe de gobierno.
Sin embargo, desde el desconocimiento de lo que se cuece en las altas empresas y en el Ibex, pero con el conocimiento de la capacidad de Sánchez para saltarse todas las reglas de la ética y la estética cuando quiere ampliar su poder utilizando métodos que no siempre respetan las reglas de la democracia, no es difícil llegar a conclusiones que pueden explicar el relevo en Telefónica. Es más, hay motivos más que suficientes para sospechar que Pedro Sánchez se dispone, una vez más, a dar la razón a quienes le acusan de no poner límites a las maniobras para controlar todas las esferas de poder.
Si se echa la vista atrás, se analiza el presente y se echa un vistazo al calendario futuro, se agranda esa sospecha de que contamos con un presidente de gobierno que no es trigo limpio. Como tampoco lo son quienes le acompañan en sus "gestas" y aplauden con entusiasmo operaciones propias de dictadores. Ocurre cuando Sánchez promueve a lo largo de este año un mensaje perturbador, muy burdo, dedicado a Franco, con el que espera detener el avance del centro derecha: esto es lo que os espera si no cuento con vuestro respaldo.
No se ha equivocado en la designación de nuevos dirigentes de las instituciones del Estado; han demostrado absoluto respaldo a las instrucciones recibidas de Moncloa aun a riesgo de echar definitivamente abajo su prestigio profesional. Tampoco se ha equivocado en la operación de hacerse con Prisa, grupo de comunicación que no solo le apoya incondicionalmente, sino que no duda en difundir informaciones tergiversadas, o abiertamente falsas, para desacreditar a quienes no comulgan con el sanchismo. Ahora intenta completar la faena otorgándoles un nuevo canal de televisión. Previamente, han caído -se han ido o les han echado- la mayoría de las firmas más acreditadas del grupo, empezando por los fundadores.
Si echamos un ojo a la actualidad, la operación Telefónica tiene una vertiente que no se le escapa a quien sigue las peripecias de los familiares y colaboradores de Sánchez implicados en los casos de corrupción que hoy siguen con asombro los ciudadanos que no dan crédito a la relevancia de las imputaciones. Que tendrán consecuencias inimaginables si los imputados se convierten en procesados.
Esta semana tendrán que declarar las empresas patrocinadoras de los masters que dirigía Begoña Gómez, y entre esas empresas que deben explicar cómo financiaban esos masters, por qué y con cuanto, está Telefónica. ¿Es una indecencia sospechar que el relevo en la cúpula de Telefónica precisamente ahora, con tanta urgencia, está directamente relacionado con esa historia?
Piensa mal y, casi siempre, acertarás.