Hace ya 22 años que se inauguró en Segovia el centro comercial Luz de Castilla. El Eroski, así se nos sigue escapando a más de uno cuando nos referimos a él, aunque ahora el hiper de referencia sea Carrefour. Nos pasa con otras ubicaciones de la ciudad. Quien no se refiere aún a Fernández Ladreda para hablar de la actual Avenida del Acueducto, por ejemplo.
La llegada de la gran superficie comercial a nuestra provincia supuso un hito para la Segovia del momento. Ya no había que coger el coche para ir de compras a un hipermercado como el que ya disfrutaban muchas ciudades de nuestro tamaño. Hasta los hinchas del Real Ávila provocaban a los aficionados gimnásticos con cánticos alusivos a que en Segovia no teníamos Carrefour, del que disfrutaban nuestros vecinos abulenses. Incluso eran muchos los segovianos que cogían su coche para plantarse en el hiper de la cadena francesa de Ávila o Villalba, por no recordar ese autobús que ponía cada sábado por la tarde el Pryca de Las Rozas, y en el que muchos segovianos con el carrito de la compra se marchaban a gastarse sus dineros al sur de la Sierra de Guadarrama.
La llegada de la gran superficie comercial en 2002 nos actualizaba y nos homologaba a una realidad habitual ya en todas las ciudades pequeñas y medianas entrado el Siglo XXI. Aunque su apertura despertaba especiales recelos en el comercio tradicional y no eran pocos los que auguraban que aquello supondría el fin de las tiendas de toda la vida en Segovia. No fue el hiper lo que las hundió, como sí lo fueron la expansión de las franquicias y la llegada del comercio electrónico.
Pero la llegada del centro comercial no fue fácil. El día de la gran inauguración se vio aguado, cuando la policía local acudió a precintar el local por no sé qué problema con licencias y permisos. Aquello lo que único que sirvió fue para retrasar unos días la apertura definitiva y hurtar a Eroski las ventas del puente de la Constitución de 2002. Como tantas cosas en Segovia, el parto vino de nalgas y de aquellos polvos, estos lodos de la actualidad.
¿Y cuáles son los lodos? Los malos accesos al centro comercial, que se fue desarrollando poco a poco y malamente. Con el atasco casi continuo que en las horas punta hay para acceder y salir de él. Todavía no entiendo que todos los coches desemboquen en la rotonda de La Choricera y no se haya hecho una segunda salida para los vehículos que tienen dirección a las localidades en dirección Madrid o el Polígono de Hontoria.
Otra es la nula integración urbanística del centro comercial en la ciudad, donde 22 años después es casi imposible acceder andando al mismo, ya que la acera peatonal se acaba en el polígono El Cerro y a nadie se le ha ocurrido prolongarla 250 metros más para que los peatones lleguen con seguridad en paralelo a la Carretera de San Rafael.
Da la sensación de que el centro comercial está ahí, pero nadie se ha preocupado demasiado por él, ni es consciente de que es un foco de atracción comercial para la capital. Muchos segovianos de toda la provincia acuden a diario a él para compras, ocio y servicios, pero nunca ha estado en la mente de los gestores de la ciudad.
Vale que muchos segovianos siguen viajando a Madrid y Valladolid buscando marcas y tiendas que no están ubicadas en Segovia. Entiendo que esas visitas también tienen una componente de ocio. La idea es pasar el día y comprar algo entre una oferta más variada. Igual que muchos madrileños vienen a Segovia a dar una vuelta y terminan comiendo en nuestros restaurantes. Como si en Madrid ni hubiera oferta gastronómica. Es el ocio lo de cambiar de aires la principal necesidad.
Por eso en plenas navidades, cúspide del consumismo actual, somos muchos los que acudiremos a ese templo de las compras que es el centro comercial. Y solo pido un poco más de atención para facilitarnos las cosas a los clientes y a los muchos trabajadores que cada día acuden allí a completar su jornada laboral.