Ya hablamos hace unos meses de las obras para naturalizar las grandes plazas del barrio de Nueva Segovia. Un proyecto para dotar de sombras naturales y hacer más porosa una zona de la ciudad en la que ahora domina el hormigón. El proyecto tiene dosis de polémica pues los vecinos temen que detrás de esa operación, apareje la reducción de las plazas de aparcamiento. Pienso que es compatible ambas cosas. Reducir las enormes aceras, plantar árboles y arbustos que sombreen y refresquen el espacio y mantener las plazas de aparcamiento en esos calles.
Hoy en día los arquitectos e ingenieros que planifican esas obras disponen de magníficas herramientas digitales con las que diseñar y resolver la ecuación. Están lejos ya aquellos artilugios que usamos los fuimos a la EGB y BUP, con tinteros, escuadras y en el mejor de los casos aquellos bolígrafos 'rottring' con los que intentábamos superar las asignaturas de dibujo técnico.
En este caso estamos a la espera de conocer el diseño que finalmente se lleve a cabo, y esperemos que sea satisfactorio para los vecinos y se cumpla el objetivo de naturalizar y sombrear esa parte del barrio de Nueva Segovia sin reducir los aparcamientos.
Donde me temo que ya llegamos tarde, es en las obras de urbanización de los terrenos donde se va a ampliar el Hospital General de Segovia. Los trabajos que se están llevando a cabo, ya permiten intuir ciertas cosas a los que pasamos por la zona, y vemos cosas buenas y otras….no tanto.Una positiva es que los accesos al recinto hospitalarios van a ser mucho mejores. Calles más anchas que permitirán distribuir mejor el tráfico en el entorno del hospital. Además la instalación se va a integrar mejor en ese flanco de la ciudad, pues hasta ahora parecía como algo adosado en medio del campo. Incluso parece que la conocida como Residencia Asistida, estará más accesible andando, ya que se está construyendo una buena acera que unirá ese centro asistencial con la nueva rotonda ubicada entre el Hospital y los Altos de la Piedad.
En las cosas malas me quedo que esas anchas aceras, que tienen alcorques diminutos para la plantación de árboles. Incluso me temo que terminen plantando esos árboles ornamentales que ni dan sombra y solo parece que buscan la estética. Sensación de nueva oportunidad perdida. Otro espacio más donde cuando llegue el verano será un auténtico suplicio estar. Tan difícil es pensar en un espacio peatonal, en el que plantar árboles de hoja caduca de cierto porte, de modo que den cobijo del sol en las estaciones de primavera y verano, y que en invierno no impidan que los rayos del sol caldeen el ambiente. Parece que no hemos aprendido nada, y seguimos haciendo desarrollos urbanos en los que no pensamos en la importancia del arbolado en la ciudad.
Hay otros muchos ejemplos, y no solo en la capital. Hay que ver con que esmero se ha aplicado el ayuntamiento de Valverde del Majano. Se ha cargado una docena de arbolillos que estaban en la mediana de la Calle Abeto, calle por donde se accede desde Segovia al Polígono Nicomedes García Gómez. Supongo que su alcaldesa, Olga Llorente Tabanera, podrá ofrecer una buena razón a ese arboricidio. Quedamos a la espera de un buen motivo. Alguno pensará que por un puñado de árboles no se va a salvar el planeta. Sin duda, pero demuestra muy poca sensibilidad. Ahí tenemos la nueva calle Blanca de Silos, en la que los arquitectos no han sido capaces de incluir ni un arbolillo, siquiera de los ornamentales.
Repito argumentos ya expresados en esta columna. Los árboles ofrecen oxígeno, sombra, cobijo para los pájaros, frenan la fuerza del agua en lluvias torrenciales, y además alegran la vista y mejoran el entorno de la ciudad. La próxima primavera, cuando los ayuntamientos celebren el día del árbol, no se gasten el dinero actividades varias con talleres y jornadas de concienciación. Dediquen los recursos a ver dónde se puede plantar un nuevo árbol y a cuidar los que ya tenemos. Y como estamos en época prenavideña, plantemos árboles para todo el año, y no solo árboles de Navidad para decorar durante unas semanas. Prefiero árboles y arbustos para todo el año, que son un regalo para los habitantes de los pueblos y ciudades. Ganemos terreno al territorio hormigón y hagamos ciudades esponjas, capaces de absorber el agua de lluvia y refrescar unos grados la temperatura cuando lleguen los rigores del verano.