David Matarranz

Segovia Pasión

David Matarranz


A Dios rogando

20/01/2025

Desde este sábado la Diócesis de Segovia tendrá nuevo Obispo. Jesús Vidal es el elegido por Roma para dirigir el rebaño de fieles de la iglesia segoviana. Joven, con solo cincuenta años, aporta un gran currículo y por lo que se vislumbra, de la cuerda aperturista que promulga el Papa Francisco. Ya es hora de que la doctrina que domina el Vaticano, comience a llegar a las Diócesis más alejadas y pequeñas. Parecía que el cambio de Papa hace casi doce años no había alterado maneras y formas en la curia local.

Cesa en el cargo como Obispo de Segovia, César Franco, que al igual que Jesús Vidal, también llegó como obispo auxiliar de Madrid, pero en este caso con Rouco Varela como su superior, el que fue máximo exponente de la Iglesia rancia que dominó la iglesia española tantos años.

La esperanza de muchos católicos, entre los que me incluyo, es que el nuevo obispo abra las ventanas y ventile las estancias, dando un nuevo carácter a la iglesia segoviana, en la que las formas y los estilos han sido en muchos casos, por decirlo suave, autoritarios. Que permita y aliente a la participación de los fieles, pero no como corderos sumisos, sino como dueños y propietarios de la fe, en la que la Iglesia administra y gestiona.

El nuevo obispo tiene varios retos importantes. Algunos le exceden a sus propias competencias. El hecho religioso es cada vez más minoritario y más ajeno a la vida actual. Hemos pasado de un mundo en el que la fe católica dominaba todo, y cuando digo todo, es todo; a qué actualmente las iglesias cuentan con afluencias pírricas, y avanzamos hacia una sociedad cada vez más laica. Por ejemplo, en el colegio de Trescasas, donde acude mi hija, este año hemos tenido Festival de Invierno, en lugar Navidad. Luego Halloween y esas cosas a tope… pero eso da para otro artículo.

En lo que sí es de su competencia, llega al sillón episcopal con un caso polémico que ha trascendido las fronteras de la provincia. La controvertida decisión del párroco de Torrecaballeros,  Felicién Malanza, de negar la comunión al alcalde socialista de la localidad, Rubén García de Andrés. La razón, ser gay y vivir en pecado, como se decía antiguamente. La situación se ha reproducido con el mismo sacerdote como protagonista con otra pareja gay en Basardilla. Y todo al parecer con el visto bueno del episcopado segoviano.

Es el segundo capítulo, de una historia que comenzó hace unos años, cuando al propio Rubén, que era celebrador de la palabra en pueblos de la comarca, se le prohibió alegando su condición de político, aunque todos sospechamos que había algo más, como final hemos comprendido en los últimos días.

Los que conocemos a Rubén desde hace mucho tiempo, no podemos ser neutrales ante lo sucedido. Se trata de una persona bondadosa, generosa y de los que sienten la fe cristiana como pocas. He tenido la suerte de que en mi etapa como presidente de la Cofradía del Cristo del Mercado, él era el secretario en la junta directiva. Como dijo Antonio Machado, es, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Y sorprende que la propia iglesia de Jesucristo y el Dios del amor, permita estas actitudes con personas que viven la fe con intensidad y que tienen el 'pecado', si en la actualidad se puede considerar que lo es, de amar a una persona del mismo sexo.

Cuentan que la situación la ha provocado la queja de unos feligreses molestos por la condición sexual de sus hermanos en fe. Se me pasan muchas cosas por la cabeza, pero recuerdo la expresión que usaba mi querido Aurelio Martín, sobre los hipócritas de misa diaria «esos son de los que van a comulgar y acuchillan al de delante en la fila para llegar antes…». Son los que dan lecciones de moral en vez aplicar el amarás al prójimo como a ti mismo.
No me sorprendería que a esos denunciantes no pusieran pegas cuando célebres cristianos como Franco o Pinochet comulgaban con las cunetas llenas de muertos por el odio y su condición política. Al menos estaban casados como Dios manda, pensarán.

Tiene bastante plancha como ven el nuevo Obispo, al que le deseamos lo mejor, especialmente los que estamos deseosos de ver un nuevo aire en nuestra Iglesia. La esperanza de volver a disfrutar de un prelado al estilo del que se sigue recordando y añorando en Segovia, en la figura de Antonio Palenzuela, que tanto impactó en la sociedad segoviana de la llegada de la democracia, en su largo mandato desde 1969 hasta 1995.