Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Yermo Urbano

20/06/2024

Hay veces que los síntomas son peores que la enfermedad. Y la aflicción, mayor que la causa. A mi me parece que el problema de los locales vacíos en las ciudades es de esa naturaleza. De una parte, es una circunstancia evidente a cualquier paseo que martillea a cada paso el clima emocional del transeúnte. Da pena ver cómo miles de locales carecen de uso y adolecen frecuentemente de una apariencia manifiestamente mejorable. De otra, nos recuerda la crisis del comercio local y nos lleva a pensar en el ocaso de un modelo que sería un fracaso de la propia sociedad.

Creo que no hay para tanto. El comercio sigue siendo vigoroso pero cambia. Los comerciantes siguen haciendo esfuerzos titánicos para defender su proximidad frente a los centros comerciales, pero tampoco éstos están exentos de problemas. El comercio electrónico se ha enseñoreado de amplias franjas de la población, pero no puede satisfacer todas las necesidades ni atender a todos los perfiles. En suma, lo que es una crisis: un tiempo que aún no termina y otro que no acaba de empezar. Ése es un problema.

Y el inmobiliario, otro problema distinto y necesitado de soluciones diferentes. En Burgos se contabilizan 3200 locales vacíos, la mayoría en Gamonal. En León han desaparecido 300 comercios, a un ritmo de dos por semana durante los últimos dos años. En Valladolid, el centro registra un local vacío de cada cuatro instalados, revela un recuento de la Facultad de Comercio. Es claro que la expectativa de ocupación comercial se ciñe a unos pocos locales específicos. El resto están abocados al desahucio. Y ése es el asunto: el reajuste ha de ser estructural, cambio de uso, tarea simultánea de varias administraciones, porque a los ayuntamientos e incluso a la Junta el tamaño de la tarea les excede. Hay soluciones de habitabilidad que ya se están poniendo en marcha y otras iniciativas tendrán que venir. Pero conviene delimitar el asunto: una cosa es el cambio del comercio y otra los locales vacíos. Ambos son oportunidades y problemas, pero de distinta naturaleza ambos.