Marcelo Galindo.

Pare, mire, cruce

Marcelo Galindo.


Bares, qué lugares

24/03/2024

Hay anuncios que pasan inadvertidos, quizá por que la actualidad nos arrolla a cada minuto con noticias que se nos antojan más relevantes. Esta semana, este diario se hacía eco del anuncio del traspaso del Bar Norte, uno de los establecimientos hosteleros más señeros de la ciudad. Los que ya peinamos alguna que otra cana – cada vez mas, a fuerza de ser sinceros- recordamos este establecimiento situado en un pequeño inmueble frente al fielato del Cristo del Mercado y a escasos metros de la ermita, donde los parroquianos del barrio hacían vida social en torno a un café, una cañita o una cortinita de vino tinto. El tiempo modificó el edificio y aquel pequeño bar se transformó en un elegante establecimiento que sin perder su espíritu de bar de barrio mejoraba sus instalaciones sensiblemente, siendo una de las referencias hosteleras de la zona.

En una ciudad como Segovia, los bares son más que negocios hosteleros. En su barra, los clientes alternan a primera hora de la mañana con el primer café del día para comentar la actualidad, almuerzan a mediodía con un pincho de tortilla con el que recobrar fuerzas para afrontar el resto de la jornada laboral o se reúnen para la cañita de antes de comer. Los camareros los conocen por su nombre y se adelantan a sus deseos sirviéndoles sus consumiciones con la frase "¿lo de siempre?".

No sólo son lugares para la tertulia. También sirven como espacio para la lectura de la prensa local en aquellos bares que mantienen la sana costumbre de ofrecer a sus clientes dos o tres periódicos con los que repasar la actualidad provincial y seguir los últimos chafardeos de sus equipos preferidos en la inevitable y necesaria prensa deportiva.

Aún recuerdo con estupor el día que el Gobierno anunció el primer confinamiento el 14 de marzo de 2020 por el entonces poco conocido Covid, y que obligó a echar el cierre a todos los bares; lo que fue la prueba de fuego de la capacidad de resiliencia de una sociedad ante un problema sanitario inaudito y de consecuencias imprevisibles. Meses después, su reapertura fue celebrada como un símbolo de libertad recuperada, - Ayuso dixit- y el definitivo regreso a la normalidad hizo que estos establecimientos volvieran a cifras de negocio prepandemia más pronto que tarde.

Pero en el medio rural, la importancia de un bar va más allá de lo que es un establecimiento, y se convierte en el centro neurálgico de la vida de un pueblo. Por ello, los ayuntamientos propician con las condiciones más favorables posibles que lleguen hosteleros que se encarguen de estos negocios, y el propio Gobierno regional busca fórmulas para que los bares de pueblo no cierren.

Y es que los segovianos  somos gente de bar. Compartimos penas y alegrías en torno a una cerveza y unos pinchos y nos dan las tantas sentados en torno a una mesa, porque es la forma de socializar más sencilla. Además, nos permite arreglar la ciudad y encontrar soluciones a problemas desde este peculiar púlpito. Ya lo decía Gabinete Caligari en el himno apócrifo de la hostelería española: 'Bares, que lugares tan gratos para conversar / No hay como el calor del amor en un bar….' Que así sea.