Se inicia una nueva etapa política que va mucho más allá del cambio de gobierno en Estados Unidos, pero que viene determinada por ese cambio de gobierno porque Donald Trump no es un presidente al uso.
Ha logrado la mayoría en las dos Cámaras legislativas, ha nombrado un equipo insólito en el que faltan figuras con experiencia política pero incorpora a protagonistas del mundo empresarial, fundamentalmente en de las grandes tecnologías, hombres y mujeres que preparan el futuro, y que pretenden llegar a grandes acuerdos con Rusia y Chona, las dos potencias mundiales además de Estados Unidos, para lograr un nuevo ordenamiento que incluye el fin de la guerra de Ucrania y convertir en definitiva la tregua alcanzada el pasado fin de semana entre Israel y Hamás. En clave interna, lucha implacable contra la inmigración ilegal, lucha también con la sociedad "wokista" -ha sido uno de los mensajes más intensos de la campaña electoral de Trump-, y políticas económicas que priorizan a Estados Unidos por encima de cualquier otro país, y que contempla un incremento de aranceles que en estos momentos pone en peligro las importaciones y el comercio internacional. Tercer punto de las políticas que se avecinan con el trumpismo: la Unión Europea no formará parte de las prioridades de Trump. Sí en el nivel geoestratégico, pero a Trump le interesa más China y su poderío económico y tecnológico, Rusia y su inmensa capacidad de influencia en Oriente Medio, África y Latinoamérica.
En esas cuestiones de geoestrategia, el actual gobierno español de coalición entre socialistas y comunistas no es especialmente simpático para Trump, pero España cuenta con una baza que le importa: Rota. Esa base es clave para la seguridad mediterránea, más todavía en tiempos convulsos como los actuales. En el pasado fue centro de operaciones de los aviones que actuaban en conflictos y guerras de Medio Oriente. Pero Trump no oculta su interés por Marruecos, con un Mohamed VI que está jugando bien sus cartas. Es el único país árabe con bases militares de Estados Unidos, y hace un año se ha aprobado ya la construcción de una nueva que interesaba especialmente al Pentágono.
En el capítulo comercial, se ha construido en el norte de Marruecos Tanger Med, que será el principal puerto de contenedores del Mediterráneo en competencia clara con Algeciras.
Las relaciones de Estados Unidos con los gobiernos socialistas de España nunca han sido especialmente cercanas, excepto con Felipe González, que se llevaba bien con Reagan y con Clinton, aunque fue con Georges Bush padre con el que mantuvo una relación muy cercana a la amistad personal. Por otra parte Trump no ve con buenos ojos las relaciones tan estrechas que mantiene el actual gobierno español con países latinoamericanos que preocupan especialmente a Estados Unidos hasta el punto de no mantener relaciones con algunos de ellos.
Pedro Sánchez, que afronta actualmente serios problemas internos, tendrá que lidiar ahora un toro difícil de manejar: Donald Trump.