Este verano lo pasaremos en Segovia capital sin chiringuitos municipales. Todos cerrados, excepto el del Parque del Cementerio que se adjudicó hace unos años y funciona de maravilla. No me corresponde señalar quién es el responsable. Si han sido los trámites burocráticos o defectos de construcción. Lo cierto es que cada año el verano empieza oficialmente el 20 de junio, y desde semanas antes ya hay jornadas en las que apetece tomar algo al aire libre.
Este verano olvídate de tomar algo en los Jardinillos de San Roque. Cerrado a cal y canto. Se presenta el parque triste y desangelado, y supongo que los vecinos de la zona echan de menos refrescarse en uno de los parques más señeros de la ciudad, a un paso de las zonas más céntricas.
A eso nos hemos acostumbrado también en la Alameda de la Fuencisla. Un clásico de los veranos segovianos y de los días de buen tiempo. Paseo por la Alameda, Ave María al otro lado de la reja de la patrona de los segovianos, y chato al fresco del oasis climático por excelencia de la ciudad en los días de canícula.
Supongo que alguna explicación burocrática tiene. ¡Ayyyyy el urbanismo de esta ciudad! Parece que no encontramos alcalde que lo arregle. Porque seguro que la explotación tiene interés comercial para emprendedores y empresarios hosteleros. Si encima lo trabajan con arte, es una alternativa de ocio y de reunión social para los segovianos.
Me cuentan en la redacción de El Día de Segovia que están muy atentos a todo, que están en ello en el Ayuntamiento, pero este verano… Ya no podrá ser.
Hay otros chiringuitos que siguen la misma dinámica, cerrados. Están en el barrio de San José, donde el Parque de Tráfico, y otro en La Alameda del Parral, que en los últimos años no ha tenido continuidad. Y mira que un chiringuito bien gestionado ofrece trabajo y rentabilidad a quien lo explota; y una alternativa de ocio y reunión a los vecinos. Es una delicia el de la Pradera del Hospital en el Real Sitio de San Ildefonso. Sencillo y eficaz. Tomar algo a la sombra y al fresco, acompañado por una carta sencilla de bocatas y ensaladas. Si en la segunda te haces el remolón, terminas cenando, y te olvidas de hacer cena en casa sin gastar demasiado. Cuenta con mucho sitio y espacio amplio para quien va con niños, donde puedes soltarles a que disfruten sin miedo a los coches. Los veraneantes de La Granja no entenderían estos meses sin esa oferta.
Otro que conozco bien es el del parque de la pequeña localidad de Los Huertos. El frescor que ofrecen los árboles y el arroyo de Roda que lo atraviesa convocan a los vecinos cada tarde-noche, dando una vida especial en estas semanas en un pueblo pequeño y entrañable.
Seguro que hay muchos ejemplos en la provincia. Instalaciones sencillas que logran reunir a los vecinos y visitantes. Ofrecen a personas una oportunidad económica de llevar un negocio durante unos meses y revitalizan nuestros pueblos y barrios. Son cosas sencillas, pero que cambian nuestras vidas para mejor. Ya tiene deberes la Alcaldía para el verano que viene.