La democracia con sus elecciones me parece cruel. No puedo imaginarme cómo debe de sentirse Kamala Harris; saber que tu propio partido piensa que un octogenario senil lo habría hecho mejor. Y encima, el abuelete ha indultado a todo hijo de vecino (no va con segundas), aunque entiendo que le escribieron el nombre por si se le olvidaba. Estados Unidos debería reflexionar qué falla en su sociedad para que esté tan polarizada.
Dentro de unos años, habrá una decisión de Joe Biden que resaltará por acertada, aunque mal ejecutada. La retirada de Afganistán era necesaria para dotar de capacidad disuasoria real a Estados Unidos. La fuerza americana reside en su potencial de golpeo y no de conquista. Sus ingredientes vitales han sido sus aliados, nunca convertidos en vasallos. La Unión Soviética nunca comprendió que cuando la gente hace las cosas libremente, el recorrido es mayor.
La pena es que la salida no fue gestionada militarmente, sino por criterios mediáticos y electoralistas. Esos fallos dificultarán en el futuro captar nuevos aliados en lugares donde el concepto del tiempo sea más lento. Tampoco es que las mujeres afganas vayan a agradecer el abandono, pero no parece que a las feministas de salón les haya dolido mucho.
La realidad es que el problema de seguridad pasa a ser para China y Rusia. Es una incógnita si tendrán un éxito que nadie hasta la fecha ha obtenido. Últimamente Pakistán empieza a percibir que China tal vez les ha timado financieramente y eso genera algo de resentimiento popular. A nadie le gusta ser súbdito.
Es cómodo y fácil criticar a la superpotencia hasta que tienes que ser tú quien tome las decisiones. Históricamente, a Rusia le cuesta respetar a sus vecinos mientras que las dimensiones de China intimidan a los que tiene cerca. Tradicionalmente, a Estados Unidos se le veía como una potencia benigna. Este concepto se suele confundir en Europa con carencia de interés, lo cual es falso.
Para poder mantener la influencia positiva estadounidense en el planeta, necesitamos que siga teniendo un ejército fuerte y operativo para evitar los excesos de las potencias regionales. Pero es más importante que mantenga unos principios propios en su territorio. Es prepotente e ignorante pensar que nuestro estilo de vida o cosmovisión debe imperar en todo el planeta o que puede ser impuesto por la fuerza militar. Estados Unidos ha sido un faro de libertad, pero está perdiendo su brillo.