Primero, conste que esto no es ninguna crítica a colega alguno, y menos aún, claro, a mi jefe y amigo Carlos Herrera. Si yo hubiese tenido la oportunidad de entrevistar a Víctor de Aldama, delincuente confeso (y convicto), por supuesto lo hubiese hecho: apañados íbamos los periodistas si solamente pudiésemos utilizar como fuentes a las oficiales, que son las que menos cosas nos cuentan y menos transparentes son.
Otra cosa es que yo piense que, en esta época en la que las 'fake news' corren como liebres, desde el Capitolio de Washington hasta los más recónditos rincones de los gobiernos de tantos países, como el nuestro, hay que tener especial cuidado con lo que te cuentan los Aldama de este mundo.
Creo que los profesionales de la información tenemos que estar especialmente vigilantes ante los 'bulos', que no vienen empaquetados solamente, señor presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, en las redes sociales, por mucho que estén abusando de su control casi censor de la información, ni en los medios que a usted le critican. Comprendo que la 'exclusiva' de que la mujer del presidente, la vicepresidenta y la mujer de Zapatero tienen cuentas secretas domiciliadas en la República Dominicana es jugosa; pero, ofrecida por Aldama, escamante. Y pronto, claro, verazmente desmentida. Nada de lo que diga ese personaje merece confianza, nada de lo que haga se compadece con una búsqueda de la verdad y la justicia, sino con su afán por esquivar el brazo de la ley.
Y sí, soy crítico con muchas de las cosas que hacen y no hacen Pedro Sánchez y su entorno, desde luego. Pero lo que me resulta inaceptable es que alguien como Aldama se nos presente en una entrevista de enorme audiencia como el justiciero que lo que trata, asegura, es de 'echar' a Pedro Sánchez de La Moncloa porque, dice Aldama (¡y lo dice él!), "es un sinvergüenza" (Pedro Sánchez, claro). Yo ahí, sinceramente, le hubiera frenado en su escalada por el micrófono. Sánchez será muchas cosas y en las tertulias con amigotes y en cenas familiares podremos desahogarnos a gusto; pero los medios (y sí, pienso que también la oposición) tenemos el deber de mesura y de probar cada una de las valoraciones que hacemos, so pena de que este país se convierta en una jaula de grillos invivible, por decir lo menos.
Y son los Aldama y sus socios 'políticos', los Koldos de este mundo, quizá los Ábalos, y acaso otros más, los que hacen irrespirable el ambiente: ¿cómo tolerarle que él, ¡¡él!!, llame "sinvergüenza" al jefe del Gobierno de la cuarta potencia de Europa, un hombre que, lleno de errores como está, e incluso, si usted quiere, de desfachateces; sin embargo, se asienta sobre siete millones y medio de votos? ¿Qué autoridad tiene el señor Aldama para insultarle de tal guisa, por cierto haciéndole un favor, porque, si es gente como este delincuente quien le ofende, a Sánchez eso no puede sino convenirle?. Todo cuanto rodea a Aldama, incluyendo su pacto para salir de prisión a cambio de 'esparcir basura', es irregular, una muestra más de la inmoralidad en la que se ha instalado la vida pública española. Basta de esto.