El pasado lunes asistí al desayuno informativo que organizaba esta publicación, El Día de Segovia. La excusa era hablar sobre el horizonte económico de la provincia de Segovia, y allí nos juntamos a escuchar sobre proyectos empresariales ilusionantes para nuestra provincia.
Estos encuentros además de aportar contenido de calidad para los medios informativos, son un buen momento para que el mundo de la empresa se relacione. Los empresarios se saludan, se cuentan proyectos y se establecen relaciones que muchas veces desembocan en negocios, alianzas e intercambios.
Esta vez escuchamos como el futuro es puede ser prometedor, o al menos tiene buena pinta. Nos contaron la experiencia de Naturpellet, que transforma un recurso propio, como son nuestros pinares en energía ecológica y competitiva para las calderas de pellet; Proinserga, que resurge de sus cenizas con moderna fábrica de pienso en el corazón de la provincia que provee al potente sector de la ganadería de porcino en Segovia; y Quevana, que en un ejemplo de innovación produce quesos veganos a partir de un fruto seco como es el anacardo, y todo con un director general de una edad insultantemente joven, solo 23 años, que ya exporta a Europa y cuenta con proyectos prometedores para los años venideros.
Tres ejemplos de que nuestra provincia es algo más que camareros y funcionaros. Con empresas innovadoras y que compiten en mercados internacionales sin hacer excesivo ruido, y lo que es mejor, creando empleo y riqueza en nuestro territorio.
Pero por experiencia también les digo que siempre que se juntan varios empresarios, ponen el acento en aspectos negativos. Que si pagamos demasiados impuestos, que si la burocracia nos ahoga, es complicado conseguir trabajadores implicados y con formación…. Y al final a uno le quedan ganas de poner su hombro para enjugar sus lágrimas. Son un poco cenizos, la verdad. A veces pienso que lo hacen porque quedaría un poco obsceno presumir de lo bien que nos va y la de pasta que ganamos.
No es la primera vez que tras tomarme un café con el propietario de una empresa, y contarme lo mal que está todo y el correspondiente discurso contra el gobierno, hemos salido al aparcamiento donde nos hemos despedido. Él se marcha en un potente coche de alta gama y yo con mi utilitario. Me da por pensar… ¿será un plan maquiavélico para que no se monten más empresas que les hagan la competencia?
Y en estas estábamos cuando intervino en la mesa redonda Pedro Pisonero, Director General de Iberaval, entidad de garantía recíproca de referencia en Castilla y León y España, que está en muchas operaciones de proyección empresarial. Su discurso fue optimista y destacó el gran momento económico que vive España en general, y Castilla y León y Segovia en particular. Rompiendo los registros de crecimiento, y que a su entender estamos en cifras de pleno empleo. El dato mata el relato.
Si alguien sabe la realidad de las compañías locales es él y su compañía, Iberaval. Allí acuden con proyectos de financiación, y se pueden imaginar que lo primero que tienen que hacer las empresas es desnudarse y mostrar la realidad de sus números y balances contables. Vamos que sabe de lo que hablamos.
No entiendo esa pasión que tenemos en poner el foco en lo malo. El vaso medio vacío, en vez de medio lleno. Y en el mundo económico es muy habitual. Alguien me dijo una vez que un optimista, es un pesimista mal informado. Era la misma persona que se enfadaba muchísimo cuando la factura de compra materia prima subía, precisamente cuando los pedidos de la empresa también lo hacían…. Con su correspondiente aumento de ingresos y beneficios. Dejaba por tonto al optimista, cuando a mi entender el necio era él.
Culpo también a los periodistas que parecen disfrutar de las malas noticias. Nos hemos desayunado con subidas de la electricidad y el gas, que daban ganas de no salir de la cama, y un par de años después, cuando España ha tenido los precios de la energía más bajos de Europa, había que buscarlo en un breve oculto en la sección de economía.
Por no hablar de los gurús que vienen pregonando el apocalipsis. Hace un par de años un tal José Ramón Rallo, en unas jornadas de Caja Viva, nos dio una charla en la que poco menos que daban ganas de echarse a correr ante la que se nos venía encima. Era la crisis total. Todos los indicadores apuntaban a ello. Pero la realidad es diferente. España crece en PIB más que nadie en la UE, tiene más trabajadores que nunca y la actividad económica es pujante. No está exenta de problemas, ahí está la deuda pública o el problema de la vivienda y empleo.
Los optimistas no son más tontos, pero no soporto a los que para dárselas de importantes y enterados solo ven lo malo de las cosas. Disfrutemos un poco de las cosas buenas… que ya vendrá lo malo, si llega.