Marcelo Galindo.

Pare, mire, cruce

Marcelo Galindo.


La política del ciruelo

07/03/2025

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En los últimos tiempos, hay quienes se empeñan en convertir la política y los respetables foros en los que se practica en un patio de Monipodio en el que todo vale con tal de conseguir un mínimo de notoriedad mediática. El debate basado en argumentos de réplica y contrarréplica ha dado paso a un lodazal en el que las faltas de respeto, el insulto zafio y soez y la descalificación personal priman a la hora de defender postulados que, por muy sensatos y nobles que sean, pierden toda su validez manchados con el peor uso posible de la demagogia.

Léase un ejemplo. La pasada semana, Vox llevaba de nuevo a la palestra en la sesión ordinaria de pleno su animadversión hacia la estatua del 'Diablillo' que corona la calle de San Juan, exigiendo en una moción su reubicación en otro lugar supuestamente para completar con la efigie de la aguadora la imagen de la leyenda de la construcción del monumento. La moción fue defendida por el concejal Alfonso Ceballos-Escalera, hombre culto e ilustrado que defendió la petición de su grupo basándose en la supuesta exaltación "del mal y la delincuencia" que supone el monumento, así como la opinión contraria de más de 12.500 personas reunidas en una iniciativa impulsada en change.org.

En el debate de la moción, salió a relucir un artículo de Ceballos-Escalera en el que aludía al "desmesurado tamaño" del miembro viril de la estatua como argumento en contra de su instalación por la proximidad a un centro educativo, lo que provocó un comentario jocoso de su homólogo de IU Ángel Galindo sobre la "envidia" que pudiera suscitar en el edil el tamaño del "ciruelo" -así denominado por el propio edil autor del artículo -. Ahi, la elegancia del concejal de Vox perdió pie y en su respuesta conminó a cualquiera de sus compañeros de pleno a mostrarles "en privado que no siento envidia" de las dimensiones del sexo de la estatua, frase que enseguida fue afeada por el alcalde Mazarías y retirada después por el concejal Ceballos, consciente quizá del enorme resbalón dialéctico cometido.

El debate sobre el diablillo hizo en su día correr ríos de tinta cuando el Ayuntamiento entonces gobernado por el PSOE decidió poner la estatua realizada por el recordado José Antonio Abella como reclamo para los turistas a la hora de conocer la ciudad desde otro punto de vista. Hoy, se ha consolidado ya como eficaz elemento de atracción turística, sin que hasta la fecha se haya notado un incremento de adoradores de Satán en la capital, aunque las cosas del Maligno no son de dominio público, y todo puede ser…

También es cierto que en los últimos años, Segovia tiene asuntos en cartera mucho más importantes que la de reubicar o retirar la efigie del diablillo, y la más importante es, sin duda, que la capital cuenta con un presupuesto municipal prorrogado que pone en riesgo el desarrollo de proyectos muy importantes. Pero Vox prioriza esta medida "porque está en nuestro programa electoral" – Ceballos-Escalera dixit- y parece dar la espalda a otras preocupaciones que sin duda inquietan mucho más a la ciudadanía como el transporte público, el desarrollo de suelo industrial o la vivienda, por poner sólo algunos ejemplos.

Pero lo más grave es el empleo de argumentos de barra de bar para defender ideas propias o atacar las contrarias. No es de recibo que en un pleno municipal, el ágora en el que se dirimen los destinos de la ciudad, la chocarrería gane terreno a la dialéctica sin medir el nocivo efecto que causan en una ciudadanía cada vez más alejada de la política episodios como el vivido en el último pleno municipal, o quizá midiendo su repercusión en un electorado sensible a la 'boutade' como forma de hacer política.

Pero la 'política del ciruelo' parece abrirse paso no solo en Segovia sino en el resto del mundo, y crece en un caldo de cultivo abonada por bulos, falsas noticias y exageraciones que hacen buena aquella frase atribuida al ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels "una mentira repetida mil veces se convierte en una gran verdad". El futuro es incierto, cada vez más. Confío en que el buen sentido haga que los únicos ciruelos de los que tengamos que preocuparnos sean aquellos que ofrecen sus hermosas flores y sus deliciosos frutos a finales de la primavera; y que uno de ellos florezca en honor a Aurelio Quintanilla, ejemplo de equilibrio, templanza, respeto y firmeza a la hora de defender las ideas por las que luchó toda su vida.